lunes, 28 de diciembre de 2009








Estados Unidos-México: familias y vidas divididas

La frontera entre México y Estados Unidos tiene 3.200 kilómetros. El gobierno estadounidense ha construido un muro metálico en un tercio de su extensión y se estima que ha invertido más de 2.400 millones en él para evitar el ingreso de inmigrantes indocumentados provenientes de México y Centroamérica.

Las primeras láminas del muro fronterizo comenzaron a aparecer en 1991, pero fue en 1994, cuando Estados Unidos decidió fortalecer la vigilancia bajo la denominada "Operación Guardián".

Han pasado 15 años desde aquel entonces y según la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México han muerto más de 5.600 inmigrantes indocumentados en su intento por cruzar la frontera. La mayoría debido a las altas temperaturas del desierto.

En algunas zonas de la frontera no sólo hay un muro, sino tres vallas metálicas que impiden cualquier tipo de contacto a través del mismo. Su altura promedio bordea los 4 o 5 metros de altura y recientemente ha avanzado la construcción del llamado "muro virtual", una serie de dispositivos tecnológicos como detectores infrarrojos, cámaras, radares, torres de control y sensores de tierra que han hecho más eficiente el control del límite entre ambos países.

El presidente estadounidense George W. Bush firmó la controvertida ley para la construcción de un muro fronterizo con México. Hasta fines de 2008, cerca de un tercio de la frontera común, deberá contar con una elevada valla especial.

"La ley ayuda a proteger al pueblo estadounidense", aseguró el presidente Bush durante la firma de la ley, agregando que "lamentablemente el Estado no estuvo en condiciones durante décadas de controlar por completo las fronteras". Esto, declara el presidente norteamericano, "ha aportado al incremento de la inmigración ilegal". Para combatirla, esta ley, que duplica el número de agentes fronterizos a 18.000 hasta 2008 y autoriza el desembolso inicial de 1.200 millones de dólares para la construcción del muro, cuyo costo total es de unos 6.000 millones.

Mataron a más de 150 personas y también violaron y asaltaron sexualmente a plena luz del día una veintena de niñas y mujeres que estaban en el estadio, a menudo con tal extrema brutalidad que sus víctimas murieron a causa de las heridas. Además de las violaciones cometidas en el estadio, muchas mujeres describieron la forma en que fueron trasladados a residencias privadas donde soportaron días y noches de violación brutal en grupo.

Las mujeres son a menudo víctimas de delitos y violaciones de los derechos humanos y la dignidad, simplemente por el hecho de que son mujeres. La violación sistemática se utiliza a menudo como arma de guerra con impunidad. La indiferencia genera más violencia, priva a las mujeres de sus derechos humanos y legitima los actos de violencia contra sus cuerpos.

Esos soldados son unos animales porque ellos también han tenido madre hermana mujer o hija y seguro que si les hubieran echo lo mismo que les han echo a esas mujeres por hacer lo que piensas les hubiera entrado una rabia y un coraje que nadie les podría arrebatar.

Muchas veces se compara este muro con el muro de Berlín es un muro por decirlo de alguna manera cruel, despiadado y sobretodo viola todos los derechos humanos.

Y mi pregunta es no pueden el gobierno de México y el gobierno de los EE.UU. llegar aun acuerdo para que dejen de sufrir tanta gente y sobre todo tantas mujeres y niñas que quieren pasa y lo único que les hacen los desvergonzados de los soldados que están vigilando el muros son aquello que les hacen todo tipo de barbaridades, las violan y las matar hasta son tan desvergonzados de colgar sus camisetas en el muro. El gobierno de los estados unidos en mi opinión tendría que emplear mejor su dinero en cosas que repercutan a los demás como la sanidad o la educación en vez de gastarse eso en una tremenda barbaridad, yo pensaba que el mundo había evolucionado y con ello el ser humano pero debemos de seguir siendo tan salvajes y teniendo tan poco corazón porque a estos señores les da igual separa familias todo por el ámbito económico eso es una tremenda barbaridad.

Mi ultima reflexión es que porque no se piensa un pocotas en lo que piensan las personas y se intenta llegar a un acuerdo porque si se quiere se consigue en vez de pensar tanto en uno mismo, nos estamos convirtiendo en una sociedad egoísta y desconsiderada.

Edel Lapuente 4ºA

martes, 15 de diciembre de 2009

Expulsión de los Moriscos

EXPULSION DE LOS MORISCOS


El 9 de abril de 1609, Felipe III de España decretó la expulsión de los moriscos, descendientes de la población de religión musulmana convertida al cristianismo.

CAUSAS Y ANTECEDENTES

La decisión de expulsar a los moriscos vino determinada por varias causas:

-La mayoría de la población morisca, continuaba siendo un grupo social aparte, a pesar de que, a mayoría de las comunidades habían perdido el uso de la lengua árabe en favor del castellano,[1] y de que su conocimiento del dogma y los ritos del Islam, religión que practicaban en secreto, era en general muy pobre.

-Tras la rebelión de las Alpujarras (1568-1571), fue tomando cada vez mayor peso la opinión de que esta minoría religiosa constituía un verdadero problema de seguridad nacional.

-El comienzo de una etapa de recesión en 1604 derivada de una disminución en la llegada de recursos de América.

-Una radicalización en el pensamiento de muchos gobernantes tras el fracaso por acabar con el protestantismo en los Países Bajos.

-El intento de acabar con el pensamiento crítico que hacía tiempo corría por Europa sobre la discutible cristiandad de España por la permanencia de algunas minorías religiosas.

La opinión pública acerca de los moriscos se encontraba muy dividida entre los que consideraban que se debía dar tiempo a su cristianización, los que consideraban que se debía seguir tolerando y los que proponían expulsarlos.


DESARROLLO DE LA EXPULSIÓN

El 9 de abril de 1609 se tomó la decisión de expulsar a los moriscos. Pero el proceso podía suponer problemas debido a la importancia en factores de población de dichos habitantes.

Se decidió empezar por Valencia, donde la población morisca era mayor y los preparativos fueron llevados en el más estricto secreto. A partir del 30 de septiembre fueron llevados a los puertos, donde como ofensa última fueron obligados a pagar el pasaje.

El 20 de octubre se produjo una rebelión morisca contra la expulsión. Los rebeldes fueron reducidos en noviembre y se terminó con la expulsión de los últimos moriscos valencianos. A principios de 1610 se realizó la expulsión de los moriscos aragoneses y en septiembre la de los moriscos catalanes.

CONSECUENCIAS

En el Reino de Valencia supuso un abandono de los campos y un vacío en ciertos sectores al no poder la población cristiana ocupar el gran espacio dejado por la numerosa población morisca. En efecto, se estima que en el momento de la expulsión un 33% de los habitantes del Reino de Valencia eran moriscos, y algunas comarcas del norte de Alicante perdieron a prácticamente toda su población.

La expulsión de un 4% de la población puede parecer de poca importancia, pero hay que considerar que la población morisca era una parte importante de la masa trabajadora, pues no constituían nobles, hidalgos, soldados ni sacerdotes. Por tanto, esto supuso una merma en la recaudación de impuestos, y para las zonas más afectadas (Valencia y Aragón) tuvo unos efectos despobladores que duraron décadas y causaron un vacío importante en el artesanado, producción de telas, comercio y trabajadores del campo.

domingo, 13 de diciembre de 2009

expulsion de los moriscos

La expulsión de los moriscos. (1610-1611)


El 9 de abril de 1609, Felipe III de España, decretó la expulsión de los moriscos (musulmanes españoles bautizados tras la pragmática de los Reyes Católicos.)


Cristina Luque Justo.
• Causas de la expulsión.

1. La mayoría de la población morisca, seguía siendo un grupo social apartado aun usando el castellano como primer idioma al perder el árabe en favor de nuestro idioma y que su conocimiento del dogma y los ritos del islam, religión que practicaban en secreto, era en general muy pobre.
2. Tras la rebelión de las Alpujarras de 1568-1571 (Respuesta a la pragmática que limitaba las libertades de la religión morisca), protagonizada por moriscos granadinos, los menos aculturados, fue tomando cada vez mayor peso la opinión de que esta minoría religiosa constituía un verdadero problema de seguridad nacional. Esta opinión se veía reforzada por las numerosas incursiones de piratas berberiscos, que en ocasiones eran facilitadas o festejadas por la población morisca y que asolaban continuamente toda la costa levantina. Los moriscos empezaron a ser considerados una quinta columna, y unos potenciales aliados de turcos y franceses.
3. El comienzo de una etapa de recesión derivada de una disminución de recursos de América, que hizo que los cristianos miraran con resentimiento a los moriscos.
4. Una radicalización en el pensamiento de muchos gobernantes tras el fracaso por acabar con el protestantismo en los Países Bajos.
5. El intento de acabar con el pensamiento crítico que hacía tiempo corría por Europa sobre la discutible cristiandad de España por la permanencia de algunas minorías religiosas.








• Desarrollo de la expulsión.

El 9 de abril de 1609 se tomó la decisión de expulsar a los moriscos. Pero el proceso podía suponer problemas debido a la importancia en factores de población de dichos habitantes. Se decidió empezar por Valencia, donde la población morisca era mayor y los preparativos fueron llevados en el más estricto secreto. La aristocracia valenciana se reunió con representantes del gobierno para protestar por la expulsión, pues ésta supondría una disminución de sus ingresos, pero la oposición al decreto fue disminuida ante la oferta de quedarse con parte de la propiedad territorial de los moriscos. A la población morisca se le permitió llevarse todo aquello que pudiese, pero sus casas y terrenos pasarían a manos de sus señores, con pena de muerte en caso de quema o destrucción antes de la transferencia. A partir del 30 de septiembre fueron llevados a los puertos, donde como ofensa última fueron obligados a pagar el pasaje. Los primeros moriscos fueron transportados al norte de África, donde en ocasiones fueron atacados por la población de los países receptores. Esto causó temores en la población morisca restante en Valencia, y el 20 de octubre se produjo una rebelión morisca contra la expulsión. Los rebeldes fueron reducidos en noviembre y se terminó con la expulsión de los últimos moriscos valencianos. A principios de 1610 se realizó la expulsión de los moriscos aragoneses y en septiembre la de los moriscos catalanes. La expulsión de los moriscos de Castilla era una tarea más ardua, puesto que estaban mucho más dispersos tras haber sido repartidos en 1571 por el reino después de la rebelión de las Alpujarras. Debido a esto, a la población morisca se le dio una primera opción de salida voluntaria del país, donde podían llevarse sus posesiones más valiosas y todo aquello que pudieran vender. Así, en Castilla la expulsión duró tres años (de 1611 a 1614) e incluso algunos consiguieron evadir la expulsión y permanecieron en España.


• Consecuencias.

El Consejo de Castilla evaluó la expulsión en 1619 y concluyó que no había tenido efectos económicos para el país. Esto es cierto para el reino de Castilla, ya que algunos estudiosos del fenómeno no han encontrado consecuencias económicas en los sectores donde la población morisca era más importante. De hecho, el quebranto demográfico no podía compararse, ni de lejos, al medio millón de víctimas de la gran peste de 1598-1602, cinco veces más que el número de moriscos expulsados en dicho reino. Sin embargo, en el Reino de Valencia supuso un abandono de los campos y un vacío en ciertos sectores al no poder la población cristiana ocupar el gran espacio dejado por la numerosa población morisca. En efecto, se estima que en el momento de la expulsión un 33% de los habitantes del Reino de Valencia eran moriscos, y algunas comarcas del norte de Alicante perdieron a prácticamente toda su población, que tanto en esta como en otras zonas fue necesario reponer con incentivos a la repoblación desde otros puntos de España.
La expulsión de un 4% de la población puede parecer de poca importancia, pero hay que considerar que la población morisca era una parte importante de la masa trabajadora, pues no constituían nobles, hidalgos, soldados ni sacerdotes. Por tanto, esto supuso una merma en la recaudación de impuestos, y para las zonas más afectadas (Valencia y Aragón) tuvo unos efectos despobladores que duraron décadas y causaron un vacío importante en el artesanado, producción de telas, comercio y trabajadores del campo. Muchos campesinos cristianos además veían cómo las tierras dejadas por la población morisca pasaban a manos de la nobleza, la cual pretendía que el campesinado las explotase a cambio de unos alquileres y condiciones abusivas para recuperar sus “pérdidas” a corto plazo. Por otra parte, la expulsión nutrió la filas de los piratas berberiscos que asaltaron las costas mediterráneas españolas durante cerca de un siglo.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

La expulsión de los Moriscos Gabriel Torrecilla Abadía 4ºA


Pertenecen a una de las minorías étnicas, culturales y religiosas de la compleja sociedad de la Baja Edad Media. Se llaman moriscos a los mudéjares, que tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1492, fueron obligados a elegir entre convertirse al cristianismo o seguir practicado su religión, la mayoría eligió la conversión. El decreto de conversión fue firmado por los Reyes Católicos en 1502 y sólo era válido para los territorios correspondientes al reino de Castilla; en los territorios de Aragón este decreto de conversión solo entró en vigor en 1525.
La convivencia entre moriscos (cristianos nuevos) y los cristianos viejos no siempre fue sencilla, aunque no alcanzó el grado de enfrentamiento y animadversión que alcanzó con otras de las minorías como los judíos.
Desde su conversión obligatoria hasta su expulsión en 1609, la convivencia entre ambos grupos sociales está jalonada de encuentros violentos más o menos importantes ya desde el inicio de su conversión (las revueltas del Albaicín 1499 y las Alpujarras 1500 son dos ejemplos).
Varias son las causas que se pueden argumentar para explicar esta difícil convivencia:
• La progresiva desintegración que de sus rasgos culturales, se intentó desde el principio mediante una serie de disposiciones legales como las de 1511.
• La creciente presencia musulmana en el Mediterráneo, especialmente visible a partir de 1551, hizo el problema morisco un asunto de política internacional, ya que existía el temor de que se convirtieran en aliados de los turcos (Imperio Otomano) en guerra con Felipe II.
• Un ambiente de hipersensibilidad religiosa, que desde los tiempos de los Reyes Católicos no había dejado de desarrollarse.
• Intranquilidad social generada por una temporal recesión de la industria textil.
• La actitud belicosa que contra ellos tenía una parte del clero, esta actitud belicosa estaba canalizada a través del Tribunal de la Inquisición.

Todas estas causas unidas crearon un ambiente muy difícil de convivencia entre las dos comunidades, que va a cristalizar con una sublevación generalizada de los moriscos de Granada en tiempos de Felipe II en 1558.
Esta rebelión, conocida como la rebelión de las Alpujarras, duró 2 años y puso en algunas dificultades al reinado de Felipe II en un momento crítico, cuando estaba manteniendo guerras de religión contra los protestantes franceses (hugonotes) y contra los musulmanes turcos.
La sublevación fue duramente reprimida por Don Juan de Austrias (hermanastro del rey) y acabó con la dispersión masiva de los moriscos de las Alpujarras por diversas ciudades castellanas, como Valladolid y Toledo que se beneficiaron con su llegada, se calcula que la dispersión afectó a unas 80.000 personas.

LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS

La expulsión definitiva de los Moriscos se llevó a cabo en 1609, ordenada por Felipe III y su válido el Duque de Lerma, aunque el decreto de expulsión había sido firmado por Felipe II en 1582. Resulta sintomático que desde el decreto de expulsión en 1582 hasta su aplicación definitiva pasarán casi 30 años .Y es que, pese a las difíciles relaciones entre moriscos y cristianos , el rechazo hacia los moriscos nunca fue muy profundo, nada comparable como el rechazo que, por ejemplo, suscitaba otra minoría importante como los judíos. De hecho la Iglesia Católica siempre se negó a la expulsión de los moriscos. Ahora bien, presiones interiores (deseo de culminar la llamada Unidad Religiosa) y exteriores (temor a una posible alianza con los turcos, como y hemos comentado anteriormente) obligaron a Felipe III a tomar esta drástica medida.
Se comenzó con el reino de Valencia, donde los nobles señores de los moriscos, se opusieron a la medida por la pérdida económica que suponía (mano de obra altamente cualificada y barata). Para aplacar los ánimos, el Duque de Lerma les dio a los señores los bienes de sus vasallos.
Los moriscos tenían que embarcar en los puertos señalados en el plazo de tres días y solo podían llevar encima los bienes que pudieran llevar consigo. Después de Valencia, se procedió a la expulsión de los moriscos de Murcia, Andalucía y Castilla. El número de expulsados pudo ser mas de 150.000 y desde el punto de vista económico produjo un descenso de producción agraria.

EXPUYLSIÓN DE LOS MORISCOS Javier Delcazo Rocañín 4ºA

LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS

Felipe III de España, decreto la expulsión de los moriscos, población descendiente de religión musulmana convertida al cristianismo por pragmática de los reyes católicos, el 9 de abril del año 1609.
Este día se decidió expulsar a los moriscos de España pero el proceso iba a durar varios años.
Primero se decidió empezar por Valencia, pues era la parte en que más población morisca había, los preparativos para la expulsión fueron lo más discretos posible. Fueron enviados al Norte de África y en ocasiones se vieron atacados por los países receptores.
En 1610 se comenzó con la expulsión en Aragón y en Cataluña.
En Aragón, los moriscos expulsados fueron los que no han dejado nuestro patrimonio histórico – artístico, el mudéjar, que la UNESCO, ha valorado merecidamente como patrimonio Mundial. Algún edificio de este arte son: Las torres de Teruel, o la Magdalena y San Pablo en Zaragoza, o las iglesias de Tobed, Cervera de la Cañada o Torralba de Ribota.
La expulsión en castilla fue una tarea más dura ya que estaban mucho más dispersos por haber sido repartidos después de la rebelión de las Alpujarras.
El consejo de Castilla afirmó que la expulsión no había tenido consecuencias económicas para España pero si una gran quebrantación demográfica.
En Valencia al no poder llenar los huecos dejados por los moriscos, muchos campos fueron abandonados ya que la población morisca de valenciana era de un 33%.
Al igual que en Valencia, en Aragón se notó mucho la expulsión en el comercio y muchas tierras de los moriscos pasaron a se posesión de la nobleza.
Por otra parte la expulsión favoreció las invasiones piratas que asaltaron las costas mediterráneas durante casi un siglo.

martes, 8 de diciembre de 2009

P@¡_¡|_ (0!0(@R¡|_| "La Expulsion de los Moriscos


La decisión de expulsar a los moriscos vino determinada por varias causas:
La mayoría de la población morisca, tras más de un siglo de su conversión forzada al cristianismo, continuaba siendo un grupo social aparte, a pesar de que, excepto en Valencia, la mayoría de las comunidades habían perdido el uso de la lengua árabe en favor del castellano,[1] y de que su conocimiento del dogma y los ritos del islam, religión que practicaban en secreto, era en general muy pobre.
Tras la rebelión de las Alpujarras (1568-1571), protagonizada por moriscos granadinos, los menos aculturados, fue tomando cada vez mayor peso la opinión de que esta minoría religiosa constituía un verdadero problema de seguridad nacional. Esta opinión se veía reforzada por las numerosas incursiones de piratas berberiscos, que en ocasiones eran facilitadas o festejadas por la población morisca y que asolaban continuamente toda la costa levantina. Los moriscos empezaron a ser considerados una quinta columna, y unos potenciales aliados de turcos y franceses.
El comienzo de una etapa de recesión en 1604 derivada de una disminución en la llegada de recursos de América. La reducción de los estándares de vida llevó a la población cristiana a mirar con resentimiento a la morisca.
Una radicalización en el pensamiento de muchos gobernantes tras el fracaso por acabar con el protestantismo en los Países Bajos.
El intento de acabar con el pensamiento crítico que hacía tiempo corría por Europa sobre la discutible cristiandad de España por la permanencia de algunas minorías religiosas. Con esta decisión se acababa con el proceso homogeneizador que había comenzado con la expulsión de los judíos y ratificaba la cristiandad de los reinos de España. Aunque esta no era la opinión popular, que sólo la veía con cierto resentimiento por competencia de recursos y trabajo.

Desarrollo de la expulsión
El 9 de abril de 1609 se tomó la decisión de expulsar a los moriscos. Pero el proceso podía suponer problemas debido a la importancia en factores de población de dichos habitantes. Se decidió empezar por Valencia, donde la población morisca era mayor y los preparativos fueron llevados en el más estricto secreto. Desde comienzos de septiembre, tercios llegados de Italia tomaron posiciones en el norte y sur del reino de Valencia y el 22 de ese mes el virrey ordenó la publicación del decreto. La aristocracia valenciana se reunió con representantes del gobierno para protestar por la expulsión, pues ésta supondría una disminución de sus ingresos, pero la oposición al decreto fue disminuida ante la oferta de quedarse con parte de la propiedad territorial de los moriscos. A la población morisca se le permitió llevarse todo aquello que pudiesen, pero sus casas y terrenos pasarían a manos de sus señores, con pena de muerte en caso de quema o destrucción antes de la transferencia.
Consecuencias
El Consejo de Castilla evaluó la expulsión en 1619 y concluyó que no había tenido efectos económicos para el país. Esto es cierto para el reino de Castilla, ya que algunos estudiosos del fenómeno no han encontrado consecuencias económicas en los sectores donde la población morisca era más importante. De hecho, el quebranto demográfico no podía compararse, ni de lejos, al medio millón de víctimas de la gran peste de 1598-1602, cinco veces más que el número de moriscos expulsados en dicho reino. Sin embargo, en el Reino de Valencia supuso un abandono de los campos y un vacío en ciertos sectores al no poder la población cristiana ocupar el gran espacio dejado por la numerosa población morisca. En efecto, se estima que en el momento de la expulsión un 33% de los habitantes del Reino de Valencia eran moriscos, y algunas comarcas del norte de Alicante perdieron a prácticamente toda su población, que tanto en esta como en otras zonas fue necesario reponer con incentivos a la repoblación desde otros puntos de España.

EXPULSION DE LOS MORISCOS




Los moriscos son los mudéjares bautizados.
El bautismo no fue una elección libre y personal. Fue una imposición. Los mudéjares ni fueron convertidos ni se convirtieron. Se vieron forzados a acudir a la pila bautismal obligados por la monarquía quien les puso en la disyuntiva de recibir el bautismo o abandonar España. La mayoría optó por quedarse en el territorio de sus mayores. El 12 de febrero de 1502 un documento, obligaba a los mudéjares castellanos a elegir entre el destierro o el bautismo. En la Corona de Aragón la medida se retrasó hasta el 8 de diciembre de 1525. Sólo a partir de estas dos fechas -1502 y 1525- puede hablarse de moriscos y ya no de mudéjares.
La mayoría de los moriscos estaban instalados en la Ribera del Ebro y en los valles bajos y medio de los afluentes. Una parte importante se concentraba en los ríos Queiles, Huecha, Jalón, Huerva, Aguas, Martín, Guadalope y Matarraña que dan sus aguas al Ebro por la derecha
La mayor parte de las villas moriscas estaban situadas en la actual provincia de Zaragoza y sólo algunas en el extremo norte de la de Teruel.
Al norte del Ebro, sólo encontramos pequeños núcleos sin importancia, situados al oeste y sur de Huesca y también al este, hacia los ríos Vero y Cinca. Al norte, únicamente Naval, en el Pre pirineo.
Más al sur sólo existían algunos islotes, al oeste de Calatayud, en el valle del Jiloca hacia Albarracín.
La mayor parte de los moriscos hasta un porcentaje que ronda el 90% habita lugares de señorío y trabaja, frente al cristiano, unas tierras pertenecientes al señor.
En consecuencia su «status» se halla recortado por su condición servil y su economía por la detracción que ejerce sobre su explotación el señor.
El morisco era fundamental para el mantenimiento de las clases privilegiadas y no es pura casualidad que la población morisca se encuentre mayoritariamente en los señoríos de las más importantes casas nobiliarias aragonesas.
El morisco era casi siembre campesino como lo era el cristiano, también habían ganaderos, pastores, mercaderes y trajineros.


El 16 de septiembre de 1610 se da por terminada la primera fase de la expulsión. En torno a 60.818 moriscos habían salido por los Alfaques (38.286), Roncesvalles (9.962) y Somport (12.570).
La mayoría de los moriscos de Aragón salieron por Los Alfaques, aunque los de la hoya de Huesca, del valle del Ebro en torno a Zaragoza, del macizo del Moncayo, de los valles del Jalón y de la Huerva salieron por el puerto de Somport. Por Roncesvalles pasaron principalmente gentes también del Jalón. Los de la ribera del Cinca, de la actual provincia de Teruel, los de la parte oriental de la de Zaragoza y los de algunas villas del Moncayo fueron llevados a Los Alfaques.
A partir de este momento el morisco ya no sólo era un mal cristiano. Es, además, un enemigo del estado y empieza a ser acusado de conspirar y de constituir la quinta columna de los enemigos de la monarquía. La revuelta se erige en hito fundamental en la consideración del morisco y en el desenlace de su drama.
La autoridad reprobaba esta fidelidad al Islam que combatía mediante la Inquisición y la toleraba al mismo tiempo, esperando la conversión. Esta política más o menos condescendiente empezó a cambiar a partir de la rebelión de las Alpujarras.
En 1582 el Consejo de Estado, ya convencido de la imposibilidad de la asimilación, acordaba expulsar a los moriscos. El acuerdo fue pospuesto por distintos motivos, económicos, militares, etc., hasta que finalmente el 4 de abril de 1609 se tomó la decisión con carácter irrevocable. Una vez decididos a deshacerse de la minoría, ésta fue, sin duda, la mejor solución. Una minoría que proponía medidas mucho más crueles.
El destierro comenzó por Valencia, donde la expulsión se llevó a cabo en el otoño de 1609. En Aragón, el bando se hizo público el 29 de mayo de 1610 en Zaragoza. El 30, el virrey enviaba a la corte un minucioso plan, reflejado en el mapa, para sacar a los moriscos. La salida era organizada en 35 expediciones, en cada una se fijaba el lugar de concentración de los pueblos vecinos, el trayecto, las poblaciones de paso forzoso y las de destino en las fronteras del reino. Todos saldrían por los Alfaques. El proyecto fue desechado por el retraso que imponía a la operación sacar a más de 60.000 personas por un sólo punto. De ahí que se pensara en la ruta del Somport y más tarde, por las dificultades que encerraba su paso, en Roncesvalles.
El primer embarco se hizo el 15 de Junio. El 16 de septiembre se daba por concluida la expulsión. En tres meses desaparecieron prácticamente los últimos musulmanes de Aragón que representaban entre un 15 y un 20% de la población. Tras sí dejaron sus lugares, sus casas y sus tierras. Había concluido el último acto de la Conquista.



Raquel Usón Usón
La expulsión de los moriscos
El 9 de abril de 1609, Felipe III de España decretó la expulsión de los moriscos, descendientes de la población de religión musulmana convertida al cristianismo por la pragmática de los Reyes Católicos del 14 de febrero de 1502.
La decisión de expulsar a los moriscos vino determinada por varias causas:
• La mayoría de la población morisca, tras más de un siglo de su conversión forzada al cristianismo, continuaba siendo un grupo social aparte, a pesar de que, excepto en Valencia, la mayoría de las comunidades habían perdido el uso de la lengua árabe en favor del castellano, y de que su conocimiento del dogma y los ritos del islam, religión que practicaban en secreto, era en general muy pobre.
• Tras la rebelión de las Alpujarras (1568-1571), protagonizada por moriscos granadinos, los menos aculturados, fue tomando cada vez mayor peso la opinión de que esta minoría religiosa constituía un verdadero problema de seguridad nacional. Esta opinión se veía reforzada por las numerosas incursiones de piratas berberiscos, que en ocasiones eran facilitadas o festejadas por la población morisca y que asolaban continuamente toda la costa levantina. Los moriscos empezaron a ser considerados una quinta columna, y unos potenciales aliados de turcos y franceses.
• El comienzo de una etapa de recesión en 1604 derivada de una disminución en la llegada de recursos de América. La reducción de los estándares de vida llevó a la población cristiana a mirar con resentimiento a la morisca.
• Una radicalización en el pensamiento de muchos gobernantes tras el fracaso por acabar con el protestantismo en los Países Bajos.
• El intento de acabar con el pensamiento crítico que hacía tiempo corría por Europa sobre la discutible cristiandad de España por la permanencia de algunas minorías religiosas. Con esta decisión se acababa con el proceso homogeneizador que había comenzado con la expulsión de los judíos y ratificaba la cristiandad de los reinos de España. Aunque esta no era la opinión popular, que sólo la veía con cierto resentimiento por competencia de recursos y trabajo.






Se decidió empezar por Valencia, donde la población morisca era mayor y los preparativos fueron llevados en el más estricto secreto. Desde comienzos de septiembre, tercios llegados de Italia tomaron posiciones en el norte y sur del reino de Valencia y el 22 de ese mes el virrey ordenó la publicación del decreto. La aristocracia valenciana se reunió con representantes del gobierno para protestar por la expulsión, pues ésta supondría una disminución de sus ingresos, pero la oposición al decreto fue disminuida ante la oferta de quedarse con parte de la propiedad territorial de los moriscos. A la población morisca se le permitió llevarse todo aquello que pudiesen, pero sus casas y terrenos pasarían a manos de sus señores, con pena de muerte en caso de quema o destrucción antes de la transferencia.
A partir del 30 de septiembre fueron llevados a los puertos, donde como ofensa última fueron obligados a pagar el pasaje. Los primeros moriscos fueron transportados al norte de África, donde en ocasiones fueron atacados por la población de los países receptores. Esto causó temores en la población morisca restante en Valencia, y el 20 de octubre se produjo una rebelión morisca contra la expulsión. Los rebeldes fueron reducidos en noviembre y se terminó con la expulsión de los últimos moriscos valencianos. A principios de 1610 se realizó la expulsión de los moriscos aragoneses y en septiembre la de los moriscos catalanes.
La expulsión de los moriscos de Castilla era una tarea más ardua, puesto que estaban mucho más dispersos tras haber sido repartidos en 1571 por el reino después de la rebelión de las Alpujarras. Debido a esto, a la población morisca se le dio una primera opción de salida voluntaria del país, donde podían llevarse sus posesiones más valiosas y todo aquello que pudieran vender. Así, en Castilla la expulsión duró tres años (de 1611 a 1614) e incluso algunos consiguieron evadir la expulsión y permanecieron en España.





El Consejo de Castilla evaluó la expulsión en 1619 y concluyó que no había tenido efectos económicos para el país. Esto es cierto para el reino de Castilla, ya que algunos estudiosos del fenómeno no han encontrado consecuencias económicas en los sectores donde la población morisca era más importante. De hecho, el quebranto demográfico no podía compararse, ni de lejos, al medio millón de víctimas de la gran peste de 1598-1602, cinco veces más que el número de moriscos expulsados en dicho reino. Sin embargo, en el Reino de Valencia supuso un abandono de los campos y un vacío en ciertos sectores al no poder la población cristiana ocupar el gran espacio dejado por la numerosa población morisca.



En efecto, se estima que en el momento de la expulsión un 33% de los habitantes del Reino de Valencia eran moriscos, y algunas comarcas del norte de Alicante perdieron a prácticamente toda su población, que tanto en esta como en otras zonas fue necesario reponer con incentivos a la repoblación desde otros puntos de España.
La expulsión de un 4% de la población puede parecer de poca importancia, pero hay que considerar que la población morisca era una parte importante de la masa trabajadora, pues no constituían nobles, hidalgos, soldados ni sacerdotes. Por tanto, esto supuso una merma en la recaudación de impuestos, y para las zonas más afectadas (Valencia y Aragón) tuvo unos efectos despobladores que duraron décadas y causaron un vacío importante en el artesanado, producción de telas, comercio y trabajadores del campo. Muchos campesinos cristianos además veían cómo las tierras dejadas por la población morisca pasaban a manos de la nobleza, la cual pretendía que el campesinado las explotase a cambio de unos alquileres y condiciones abusivas para recuperar sus “pérdidas” a corto plazo. Por otra parte, la expulsión nutrió la filas de los piratas berberiscos que asaltaron las costas mediterráneas españolas durante cerca de un siglo.

lunes, 7 de diciembre de 2009

LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA:

Los Decretos de Nueva Planta (abreviados DNP) son un conjunto de decretos por los cuales se cambió la organización territorial de los Reinos Hispánicos y se abolieron los fueros de los reinos de la Corona de Aragón, que habían luchado contra Felipe V de Borbón en la Guerra de Sucesión, de la misma manera que se disolvió la organización territorial en reinos de la Corona de Castilla y se anularon los fueros y libertades de sus municipios. Formalmente se trata de una serie de Reales Cédulas por las que se establece la "nueva planta" de las Reales Audiencias de los territorios de la Corona de Aragón y de Castilla. Todos ellos vienen precedidos de una abolición de las instituciones propias.
Los Decretos de Nueva Planta en la Corona de Aragón:
Fueron promulgados por el rey Felipe V de España, tras su victoria en la Guerra de Sucesión sobre Archiduque Carlos, pretendiente de la Casa de Austria. Imponen la organización político-administrativa de Castilla a los territorios de la antigua corona de Aragón. Su promulgación, más que una medida innovadora surgida de las coyunturas de la guerra, es la evolución de proyectos anteriores que habían fracasado, como el del Conde Duque Olivares, causa de la guerra de 1640.

NATALIA ERLAC UBALDE.

Expulsion de los moricos "Óscar Blasco Pueyo"

El 16 de septiembre de 1610 se daba por terminada la primera fase de la expulsión. En torno a 60.818 moriscos habían salido por los Alfaques (38.286), Roncesvalles (9.962) y Somport (12.570). Cualquiera que sea la opinión sobre el método seguido, este permite establecer el trayecto seguido por los moriscos camino de su destierro. Los de la hoya de Huesca, del valle del Ebro en torno a Zaragoza, del macizo del Moncayo, de los valles del Jalón y de la Huerva salieron por el puerto de Somport. Por Roncesvalles pasaron principalmente gentes también del Jalón. Los de la ribera del Cinca, de la actual provincia de Teruel, los de la parte oriental de la de Zaragoza y los de algunas villas del Moncayo fueron llevados a Los Alfaques que se definió como la vía de salida más importante. Además existen diferencias, en ocasiones notables, entre el número de fuegos recogidos por el censo de Aytona y el asignado al mismo lugar en el momento del embarque o del paso de los Pirineos. Esta diferencia se explica bien porque se asigna a una localidad fuegos de otra o de otras o bien porque sólo ha salido por esa ruta parte de la población. Finalmente, incluso el número total de desterrados por cada una de las salidas plantea problemas. La autoridad reprobaba esta fidelidad al Islam que combatía mediante la Inquisición y la toleraba al mismo tiempo, esperando la conversión. Intransigencia y tolerancia se alternaban en función de las más variopintas circunstancias. En 1582 el Consejo de Estado, ya convencido de la imposibilidad de la asimilación, acordaba expulsar a los moriscos. El acuerdo fue pospuesto por distintos motivos, económicos, militares, etc., hasta que finalmente el 4 de abril de 1609 se tomó la decisión con carácter irrevocable. El destierro comenzó por Valencia, donde la expulsión se llevó a cabo en el otoño de 1609. En Aragón, el bando se hizo público el 29 de mayo de 1610 en Zaragoza. El 30, el virrey enviaba a la corte un minucioso plan, reflejado en el mapa, para sacar a los moriscos. La salida era organizada en 35 expediciones, «tránsitos», en cada una se fijaba el lugar de concentración de los pueblos vecinos, el trayecto, las poblaciones de paso forzoso y las de destino en las fronteras del reino. Todos saldrían por los Alfaques. El proyecto fue desechado por el retraso que imponía a la operación sacar a más de 60.000 personas por un sólo punto. De ahí que se pensara en la ruta del Somport y más tarde, por las dificultades que encerraba su paso, en Roncesvalles.
El primer embarco se hizo el 15 de Junio. El 16 de septiembre se daba por concluida la expulsión. En tres meses desaparecieron prácticamente los últimos musulmanes de Aragón que representaban entre un 15 y un 20% de la población. Tras sí dejaron sus lugares, sus casas y sus tierras.

EXPULSION MORISCA EN MEDIANA
El censo de 1495 era casi totalmente de nombres moros. También es curiosa la noticia de la visita de Juan Bautista Labaña para levantar el primer mapa de Aragón precisamente el último día de su amplio recorrido, en cuyo texto se indica que Mediana está despoblado por haberse expulsado a los 300 moriscos que tenía. Un importante censo si consideramos que era el año 1610 cuando da la cifra el cosmógrafo portugués.
Los moriscos fueron los españoles musulmanes bautizados tras una pragmática de los Reyes Católicos de 1502. Lo cierto es que al capitular Boabdil en Granada, Fernando e Isabel garantizaban que los moros podrían mantener su religión y sus propiedades. Pero la laboriosidad, la sobriedad y el ningún lujo que tenían en sus casas o sus vestidos, hizo que los moriscos a lo largo de todo el siglo fueran mejorando su condición económica, mucho más que los cristianos viejos. Además se multiplicaban con rapidez porque no estaba admitido el celibato, y se ahorraban vidas ya que estaban exentos de los servicios de armas que sobre todo se hacían en el Nuevo Mundo. Tanto creció la población que se suspendieron los censos para no revelar a los moriscos la fuerza que tenían.
Así en varias ocasiones se pensó en decretar la expulsión pero se pospuso debido a las presiones de la nobleza, sobretodo aragonesa y valenciana, ya que los moriscos pertenecían a los señores en régimen de semiesclavitud. Ya se ha visto que Mediana perteneció al Condado de Fuentes. Pero la situación llegó al límite y Felipe III decretó la expulsión el 4 de abril de 1609, recluido en Alcázar de Segovia. Un decreto que era casi calcado del que hicieron los Reyes Católicos en 1492 para expulsar a los judíos. Desde una perspectiva moral la expulsión fue un acto de intransigencia religiosa y política que hizo perder a Aragón 60.000 personas que atendían huertas y propiedades, con un fuerte golpe a la economía. Los Señores Feudales se conformaron con recuperar tierras que habían ido perdiendo.
En Aragón el bando de expulsión se hizo público el 29 de mayo de 1610, y en tres meses desaparecieron los últimos musulmane4s. Los de Mediana debieron salir por el puerto de Somport, aunque la mayoría lo hizo por mar por el puerto de Los Alfaques. En realidad fue el último acto del drama de la Reconquista. Ocho siglos, del ocho al dieciséis. Para Mediana se consumó un hito importantísimo en la historia de la villa, del que quedan recuerdos en algunos sistemas de riegos en el campo y su curioso trazado urbano en la población. Cuatrocientos años después las cosas han cambiado y esán cambiando muy rápidamente. Mucho se ha ganado en convivencia, pero lamentablemente queda mucha intransigencia.
De la ocupación morisca de Mediana quedan sus signos de identidad en el propio trazado urbano y edificaciones tradicionales. En Mediana no se encuentran destellos importantes de edificios representativos de épocas pasadas, si bien llama poderosamente la atención el trazado de sus calles, llamadas barrios y sin cincuenta metros rectos, todo curvo y sinuoso. Lo mismo puede decirse del aspecto de la casa tradicional, de reminiscencias árabes, cuando se encuentra fachadas humildes, encaladas, que pasan desapercibidas, así como los patios interiores, entre jardín, huerto, y casi luna aragonesa en ocasiones. Y lo mismo en cuanto a la agregación familiar de forma vecinal, en plantas bajas, con el patio interior en común.



CENSO DE 1495
En el Archivo de la Diputación Provincial de Zaragoza se encuentra, entre otros muchísimos documentos de sumo interés para la provincia y la historia de Aragón, el Censo que en 1495 ordenó formar el Rey Fernando el Católico. Un manuscrito de 31 cm. Encuadernado en holandesa que consta de 756 folios.
En la Cortes de Aragón celebradas en la Iglesia de la Magdalena de Tarazona, que comenzaron el 20 de agosto con la presencia del Rey Fernando, se acordaron una serie de impuestos que debían pagarse por los habitantes del Reino. Para poder recoger estas “sisas”, así se llamaban, se mandó hacer un recuento de todos los fuegos población por población, entendiendo por fuegos las familias bajo un mismo techo. Este Censo, primero de Aragón, nos ofrece los nombres de los vecinos de Mediana, 106 fuegos, en algunos casos con detalle de su oficio o profesión. Como puede verse la población es casi totalmente morisca y como tal los nombres de sus habitantes. Lamentablemente los descendientes moriscos de esta primera lista de medianeros fueron expulsados en 1609 por Felipe III por un famoso Decreto firmado en el Alcázar de Segovia.
A los efectos de comparación, puede ser interesante saber que en aquel momento, hace poco más de quinientos años, había varias poblaciones del entorno con fuerte presencia de moriscos, o la totalidad. Así cuando Mediana tenía 106 fuegos, Rodén tenía 47, Azaila 12, La Zaida 29, Codo 28, Vinaceite 32. Curiosamente Fuentes tenía menos del doble de Mediana, esto es 197 fuegos, y Belchite era mayor con 245 fuegos. No había ningún morisco en Valmadrid con 29 fuegos, Torrecilla 12, El Burgo 13 o Quinto con 77 fuegos.

Javier Labadía "El canal imperial de Aragón"

El canal imperial de Aragón: una de las obras de hidráulica mas importantes de Europa, es un canal de riego y de navegación construido en el ultimo tercio de XVIII, su construcción tenía por objetivo mejorar el regadío de la acequia imperial de Aragón, llevando el agua del rió hasta Zaragoza y permitiendo extender el regadío en la ciudad.
El 9 de mayo de 1772 gracias al impulso dado en el gobierno por el conde Aranda cuando se nombro protector del canal a D. Ramón Pignatelli.
En 1782 las aguas del rió Jalón cruzaban por el grandioso acueducto, en ese mismo año, llegaron las aguas del Ebro a la ciudad de Zaragoza. Ramón Pignatelli y Moncayo mando construir una fuente de gruesos chorros junto a las esclusas de Casablanca, como celebración y memoria de este acto.


El Canal proyectado en el siglo XVIII, tenía dos aspiraciones:
1. Salvar los meandros y azudes del tramo medio del Ebro, haciéndolo navegable, el Ebro se comunicaría con el océano Atlántico por los ríos Zadorra y Deva (Guipúzcoa) o bien por Laredo (Cantabria), con el Duero por el Canal de Castilla, y con el Mediterráneo por el Canal de Amposta.
2. La vieja idea aragonesa de conseguir una salida al mar que le permitiera exportar directamente sus productos, principalmente agrícolas.



Javier Labadía Expulsion de los moriscos



El 16 de septiembre de 1610 se daba por terminada la primera fase de la expulsión. En torno a 60.818 moriscos habían salido por los Alfaques, Ronces valles y Somport. Las cifras, reflejan sustancialmente el peso demográfico de la comunidad en Aragón.
Trayecto seguido por los moriscos camino de su destierro (Los de Huesca, de Zaragoza, del Moncayo, de la ribera del Jalón y de la Huerva salieron por el puerto de Somport), (Por Ronces valles pasaron principalmente los de la ribera del Cinca, los de Teruel, los de la parte oriental de la de Zaragoza…) y por los Alfaques los de la ribera del Moncayo


La autoridad reprobaba esta fidelidad al Islam y la toleraba al mismo tiempo, esta política más o menos condescendiente empezó a cambiar a partir de la rebelión de las Alpujarras (1568-1570). A partir de este momento el morisco ya no solo es un mal cristiano o incluso un mahometano disfrazado. Es, además un enemigo del estado y como tal empieza a ser acusado de conspirar y de constituir la quinta columna de los enemigos de la monarquía.

En 1582 el Consejo de Estado acordaba expulsar a los moriscos. El acuerdo fue pospuesto por distintos motivos, económicos, militares, etc., hasta que finalmente el 4 de abril de 1609 se tomó la decisión con carácter irrevocable
El destierro comenzó por Valencia, donde la expulsión se llevó a cabo en el otoño de 1609, En Aragón, el bando se hizo público el 29 de mayo de 1610 en Zaragoza, El 16 de septiembre se daba por concluida la expulsión. En tres meses desaparecieron prácticamente los últimos musulmanes de Aragón que representaban entre un 15 y un 20% de la población. Tras sí dejaron sus lugares, sus casas y sus tierras. Había concluido el último acto de la Conquista.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Sergio Gallego- Expulsion de los moriscos


LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS

El 9 de abril de 1609, Felipe III de España decretó la expulsión de los moriscos, descendientes de la población de religión musulmana convertida al cristianismo por la pragmática de los Reyes Católicos del 14 de febrero de 1502.

La expulsión de un 4% de la población puede parecer de poca importancia, pero hay que considerar que la población morisca era una parte importante de la masa trabajadora, pues no constituían nobles, hidalgos, soldados ni sacerdotes. Por tanto, esto supuso una merma en la recaudación de impuestos, y para las zonas más afectadas (Valencia y Aragón) tuvo unos efectos despobladores que duraron décadas y causaron un vacío importante en el artesanado, producción de telas, comercio y trabajadores del campo. Muchos campesinos cristianos además veían cómo las tierras dejadas por la población morisca pasaban a manos de la nobleza, la cual pretendía que el campesinado las explotase a cambio de unos alquileres y condiciones abusivas para recuperar sus “pérdidas” a corto plazo. Por otra parte, la expulsión nutrió la filas de los piratas berberiscos que asaltaron las costas mediterráneas españolas durante cerca de un siglo.

Ya que, mientras las poblaciones que abandonaron Aragón por los Alfaques y Navarra han sido identificadas a partir de los informes remitidos a la corte por las autoridades encargadas de la expulsión, se ha supuesto que el resto que el resto de los lugares tuvieron que hacerlo por el Pirineo aragonés. Cualquiera que sea la opinión sobre el método seguido, este permite establecer el trayecto seguido por los moriscos camino de su destierro. Los de la hoya de Huesca, del valle del Ebro en torno a Zaragoza, del macizo del Moncayo, de los valles del Jalón y de la Huerva salieron por el puerto de Somport. Por Roncesvalles pasaron principalmente gentes también del Jalón. Los de la ribera del Cinca, de la actual provincia de Teruel, los de la parte oriental de la de Zaragoza y los de algunas villas del Moncayo fueron llevados a Los Alfaques que se definió como la vía de salida más importante. Otros dos hechos deben ser tenidos en cuenta a la hora de valorar en su justa medida la realidad recogida por el mapa. Según se desprende de los informes antes citados, algunos lugares abandonaron Aragón no por uno, sino por dos de los caminos trazados. Además existen diferencias, en ocasiones notables, entre el número de fuegos recogidos por el censo de Aytona y el asignado al mismo lugar en el momento del embarque o del paso de los Pirineos. Esta diferencia se explica bien porque se asigna a una localidad fuegos de otra o de otras o bien porque sólo ha salido por esa ruta parte de la población. Finalmente, incluso el número total de desterrados por cada una de las salidas plantea problemas. Todas estas cuestiones que aquí simplemente se enumeran merecen un estudio más detenido. En cualquier caso, ni las dificultades que presenta la realización del mapa ni el valor que se le otorgue pueden hacernos olvidar la importancia del hecho que sela mayoría cristiana.

En 1582 el Consejo de Estado, ya convencido de la imposibilidad de la asimilación, acordaba expulsar a los moriscos. El acuerdo fue pospuesto por distintos motivos, económicos, militares, etc., hasta que finalmente el 4 de abril de 1609 se tomó la decisión con carácter irrevocable. Una vez decididos a deshacerse de la minoría, ésta fue, sin duda, la mejor solución. Una minoría intransigente, fanática y muy radicalizada proponía medidas mucho más crueles.

El primer embarco se hizo el 15 de Junio. El 16 de septiembre se daba por concluida la expulsión. En tres meses desaparecieron prácticamente los últimos musulmanes de Aragón que representaban entre un 15 y un 20% de la población. Tras sí dejaron sus lugares, sus casas y sus tierras. Había concluido el último acto de la Conquista.

martes, 1 de diciembre de 2009

Expulsión de los Moriscos (1610-1611)



El 16 de septiembre de 1610 se daba por terminada la primera fase de la expulsión. En torno a 60.818 moriscos habían salido por los Alfaques (38.286), Roncesvalles (9.962) y Somport (12.570). Mientras las poblaciones que abandonaron Aragón por los Alfaques y Navarra han sido identificadas a partir de los informes remitidos a la corte por las autoridades encargadas de la expulsión, se ha supuesto que el resto de los lugares tuvieron que hacerlo por el Pirineo aragonés. Cualquiera que sea la opinión sobre el método seguido, este permite establecer el trayecto seguido por los moriscos camino de su destierro. Otros dos hechos deben ser tenidos en cuenta a la hora de valorar en su justa medida la realidad recogida por el mapa. Según se desprende de los informes antes citados, algunos lugares abandonaron Aragón no por uno, sino por dos de los caminos trazados. Además existen diferencias, en ocasiones notables, entre el número de fuegos recogidos por el censo de Aytona y el asignado al mismo lugar en el momento del embarque o del paso de los Pirineos. Finalmente, incluso el número total de desterrados por cada una de las salidas plantea problemas.
La autoridad reprobaba esta fidelidad al Islam que combatía mediante la Inquisición y la toleraba al mismo tiempo, esperando la conversión. Intransigencia y tolerancia se alternaban en función de las más variopintas circunstancias. Esta política empezó a cambiar a partir de la rebelión de las Alpujarras (1568-1570). A partir de este momento el morisco ya no sólo es un mal cristiano o incluso un mahometano disfrazado. Es, además, un enemigo del estado y como tal empieza a ser acusado de conspirar y de constituir la quinta columna de los enemigos de la monarquía.
En 1582 el Consejo de Estado, ya convencido de la imposibilidad de la asimilación, acordaba expulsar a los moriscos. El acuerdo fue pospuesto por distintos motivos, económicos, militares, etc., hasta que finalmente el 4 de abril de 1609 se tomó la decisión con carácter irrevocable.
El destierro comenzó por Valencia, donde la expulsión se llevó a cabo en el otoño de 1609. En Aragón, el bando se hizo público el 29 de mayo de 1610 en Zaragoza. El 30, el virrey enviaba a la corte un minucioso plan, reflejado en el mapa, para sacar a los moriscos. La salida era organizada en 35 expediciones, «tránsitos», en cada una se fijaba el lugar de concentración de los pueblos vecinos, el trayecto, las poblaciones de paso forzoso y las de destino en las fronteras del reino. Todos saldrían por los Alfaques. El proyecto fue desechado por el retraso que imponía a la operación sacar a más de 60.000 personas por un sólo punto.
El primer embarco se hizo el 15 de Junio. El 16 de septiembre se daba por concluida la expulsión. En tres meses desaparecieron prácticamente los últimos musulmanes de Aragón que representaban entre un 15 y un 20% de la población. Había concluido el último acto de la Conquista.



Ilustración 1Expulsión de los moriscos

Ilustración 2 Expulsión de los moriscos