lunes, 30 de noviembre de 2009

Canal Imperial de Aragón:

El Canal Imperial de Aragón: una de las obras de hidráulica más importantes de Europa, es un canal de riego y de navegación construido en el último tercio del siglo XVIII entre Fontellas (Navarra) y Zaragoza. Su construcción tenía por objeto mejorar el regadío de la antigua Acequia Imperial de Aragón, llevando el agua del río Ebro hasta Zaragoza y permitiendo extender el regadío en la ciudad. Así mismo estableció un servicio de transporte de viajeros y mercancías entre Tudela y Zaragoza.

Su construcción se inició en el último tercio del siglo XVIII, pero sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuando surgió el proyecto de la “Acequia Imperial”.

El 9 de Mayo de 1772, gracias al impulso dado en el Gobierno por el Conde Aranda cuando se nombró protector del Canal a D. Ramón de Pignatelli, cuya idea era construir un Canal que comunicara el Cantábrico con el Mediterráneo, aunando la necesidad de saciar los regadíos de la ribera alta del Ebro y de cubrir los deseos de navegación que permitiera transportar directamente sus productos agrícolas hasta el mar.

En 1782 las aguas cruzaban el río Jalón por el grandioso acueducto que actualmente se encuentra en servicio. En ese mismo año, llegaron las aguas del Ebro a la ciudad de Zaragoza. Ramón de Pignatelli y Moncayo mandó construir una fuente de gruesos chorros junto a las esclusas de Casablanca, como celebración y memoria de la llegada de las aguas del Ebro por la vía del Canal Imperial a la ciudad.

Natalia Erlac Ubalde.








Canal Imperial de Aragón

El Canal Imperial de Aragón una de las obras de hidráulica más importantes de Europa, es un canal de riego y de navegación construido en el último tercio del siglo XVIII entre Fontellas (Navarra) y Zaragoza. Su construcción tenía por objeto mejorar el regadío de la antigua Acequia Imperial de Aragón, llevando el agua del río Ebro hasta Zaragoza y permitiendo extender el regadío en la ciudad. Así mismo estableció un servicio de transporte de viajeros y mercancías entre Tudela y Zaragoza.

Sus orígenes fueron:

El plan fue diseñado durante la Ilustración para construir canales en España a semejanza de Inglaterra y Francia (plan utópico ya que no tenía en cuenta el coste real de las obras por las extremas condiciones naturales de España, que lo hacían inviable). Según este plan, el Canal proyectado en el siglo XVIII, tenía dos aspiraciones:

1. Salvar los meandros y azudes del tramo medio del Ebro, haciéndolo navegable, el Ebro se comunicaría con el océano Atlántico por los ríos Zadorra y Deva (Guipúzcoa) o bien por Laredo (Cantabria), con el Duero por el Canal de Castilla, y con el Mediterráneo por el Canal de Amposta.

2. La vieja idea aragonesa de conseguir una salida al mar que le permitiera exportar directamente sus productos, principalmente agrícolas.

De todo este proyecto, sólo se llevó a cabo una parte, con cuantiosas inversiones y obras adicionales, realizada principalmente por Ramón Pignatelli y Moncayo, por orden del conde de Floridablanca entre 1776 y 1790, quien en esos años acabó el gran acueducto del Jalón, el cauce hasta Zaragoza, el puerto de Miraflores, las principales dependencias de la empresa, el azud de El Bocal, multitud de puentes y almenaras, lasesclusas y molino de Casablanca, y siete esclusas más para la navegación aguas abajo.

El canal imperial de Aragón actualmente esta distribuido:

El riego del Canal se divide en tres zonas compuestas por las comunidades que siguen:

§ Zona alta: Soto de la Noria del marqués de Fontellas, Ribaforada, Buñuel, Cortes de Navarra, Mallén-Novillas, y Gallur.

§ Zona media: Boquiñeni, Luceni, Pedrola, Alcalá de Ebro, Cabañas de Ebro, Figueruelas, Acequia de Cascajo en Grisén, Jalón de Alagón, Garfilán de Torres de Berrellén, Castellar de Torres de Berrellén, Madrid-Centén, término de Almozara, Centén de Utebo, y Pinseque, Alagón y Peramán.

§ Zona baja: Garrapinillos, Miralbueno, Miraflores y El Burgo de Ebro.

El Canal es hoy un organismo autónomo dependiente de la Confederación Hidrográfica del Ebro(Ministerio de Medio Ambiente]). Sus oficinas generales en Zaragoza estuvieron ubicadas hasta hace poco en la llamada Casa del Canal, en la zaragozana plaza de Santa Cruz; hoy lo están en un moderno edificio del barrio de Torrero (en la avenida de América, 1) en el que, además, han quedado instalados el archivo y la biblioteca de la institución, con interesantes fondos del siglo XVIII.


Edel Lapuente 4ºA









Expulsión de los moriscos en Aragón

La expulsión de los moriscos el año 1610 cambió todos los ámbitos de la realidad aragonesa, donde llegaron a representar más del quince por ciento de la población.

Las cifras, aunque pueden ser discutidas, reflejan sustancialmente el peso demográfico de la comunidad en Aragón. Más discutible es, sin duda, la distribución geográfica de la salida. Ya que, mientras las poblaciones que abandonaron Aragón por los Alfaques y Navarra han sido identificadas a partir de los informes remitidos a la corte por las autoridades encargadas de la expulsión, se ha supuesto que el resto que el resto de los lugares tuvieron que hacerlo por el Pirineo aragonés. La autoridad reprobaba esta fidelidad al Islam que combatía mediante la Inquisición y la toleraba al mismo tiempo, esperando la conversión. Intransigencia y tolerancia se alternaban en función de las más variopintas circunstancias. Esta política más o menos condescendiente empezó a cambiar a partir de la rebelión de las Alpujarras (1568-1570). A partir de este momento el morisco ya no sólo es un mal cristiano o incluso un mahometano disfrazado. Es, además, un enemigo del estado y como tal empieza a ser acusado de conspirar y de constituir la quinta columna de los enemigos de la monarquía. La revuelta se erige en hito fundamental en la consideración del morisco y en el desenlace de su drama.

En 1582 el Consejo de Estado, ya convencido de la imposibilidad de la asimilación, acordaba expulsar a los moriscos. El acuerdo fue pospuesto por distintos motivos, económicos, militares, etc., hasta que finalmente el 4 de abril de 1609 se tomó la decisión con carácter irrevocable. Una vez decididos a deshacerse de la minoría, ésta fue, sin duda, la mejor solución. Una minoría intransigente, fanática y muy radicalizada proponía medidas mucho más crueles.

El destierro comenzó por Valencia, donde la expulsión se llevó a cabo en el otoño de 1609. En Aragón, el bando se hizo público el 29 de mayo de 1610 en Zaragoza. El 30, el virrey enviaba a la corte un minucioso plan, reflejado en el mapa, para sacar a los moriscos. La salida era organizada en 35 expediciones, «tránsitos», en cada una se fijaba el lugar de concentración de los pueblos vecinos, el trayecto, las poblaciones de paso forzoso y las de destino en las fronteras del reino. Todos saldrían por los Alfaques. El proyecto fue desechado por el retraso que imponía a la operación sacar a más de 60.000 personas por un sólo punto. De ahí que se pensara en la ruta del Somport y más tarde, por las dificultades que encerraba su paso, en Roncesvalles.

El primer embarco se hizo el 15 de Junio. El 16 de septiembre se daba por concluida la expulsión. En tres meses desaparecieron prácticamente los últimos musulmanes de Aragón que representaban entre un 15 y un 20% de la población. Tras sí dejaron sus lugares, sus casas y sus tierras. Había concluido el último acto de la Conquista.

En mi opinión lo que se hizo en aquellos momento fue descomunal dado que son personas como nosotros aunque sean de distinto color o de distintas creencias.


Edel Lapuente 4ºA


Canal Imperial de Aragón




Canal Imperial de Aragón

El Canal Imperial de Aragón una de las
obras de hidráulica más importantes de Europa, es un canal de riego y de navegación construido en el último tercio del siglo XVIII entre Fontellas (Navarra) y Zaragoza. Su construcción tenía por objeto mejorar el regadío de la antigua Acequia Imperial de Aragón, llevando el agua del río Ebro hasta Zaragoza y permitiendo extender el regadío en la ciudad. Así mismo estableció un servicio de transporte de viajeros y mercancías entre Tudela y Zaragoza.




Orígenes


El plan fue diseñado durante la Ilustración para construir canales en España a semejanza de Inglaterra y Francia (plan utópico ya que no tenía en cuenta el coste real de las obras por las extremas condiciones naturales de España, que lo hacían inviable). Según este plan, el Canal proyectado en el siglo XVIII, tenía dos aspiraciones:

1) Salvar los meandros y azudes del tramo medio del Ebro, haciéndolo navegable, el Ebro se comunicaría con el océano Atlántico por los ríos Zadorra y Deva (Guipúzcoa) o bien por Laredo (Cantabria), con el Duero por el Canal de Castilla, y con el Mediterráneo por el Canal de Amposta.

2) La vieja idea aragonesa de conseguir una salida al mar que le permitiera exportar directamente sus productos, principalmente agrícolas.

De todo este proyecto, sólo se llevó a cabo una parte, con cuantiosas inversiones y obras adicionales, realizada principalmente p
or Ramón Pignatelli y Moncayo, por orden del conde de Floridablanca entre 1776 y 1790, quien en esos años acabó el gran acueducto del Jalón, el cauce hasta Zaragoza, el puerto de Miraflores, las principales dependencias de la empresa, el azud de El Bocal, multitud de puentes y almenaras, las esclusas y molino de Casablanca, y siete esclusas más para la navegación aguas abajo.


Fuente de los incrédulos.
Escarlati.















Rebeca Tul Moreno

Expulsión de los moriscos (1610)


Expulsión de los moriscos

Es frecuente entre el gran público confundir los términos mudéjar y morisco. Pero entre los dos términos que se refieren al mismo grupo social existe una diferencia que por la dinámica de los hechos se convirtió en trascendental par la minoría: el bautismo. El morisco es el mudéjar bautizado.

El bautismo no fue una elección libre y personal. Fue una imposición. Los mudéjares ni fueron convertidos ni se convirtieron. Se vieron forzados a acudir a la pila bautismal obligados por la monarquía quien les puso en la disyuntiva de recibir el bautismo o abandonar España. La mayoría optó por quedarse en el territorio de sus mayores. El 12 de febrero de 1502 una ley obligaba a los mudéjares castellanos a elegir entre el destierro o el bautismo. En la Corona de Aragón la medida se retrasó hasta el 8 de diciembre de 1525.

La minoría morisca estaba asentada a lo largo de la ribera del Ebro y en los valles bajo y medio de sus afluentes. Una parte importante se concentraba en los ríos Queiles, Huecha, Jalón, Huerva, Aguas, Martín, Guadalope y Matarraña que dan sus aguas al Ebro por la derecha. Sólo excepcionalmente aparecen asentamientos en el curso alto de algunos de estos ríos. El morisco estaba diseminado desde el curso del Ebro a las estribaciones del Sistema Ibérico. Una región de agricultura bastante rica. La mayor parte de las villas moriscas estaban situadas en la actual provincia de Zaragoza y sólo algunas en el extremo norte de la de Teruel.

Lugares de población totalmente morisca aparecen junto a otros, habitados por cristianos mientras, en no pocas ocasiones, unos y otros, cristianos y moriscos, ocupan un mismo recinto.

Ubicados en las mejores y más pobladas tierras, el morisco pudo soportar una mayor presión señorial y disponer además de unos excedentes de los que no gozaban posiblemente los cristianos libres de los estériles secanos aragoneses. Al mismo tiempo la geografía impuso unas relaciones permanentes entre ambas comunidades que se tradujeron socialmente en la pérdida de su lengua y su vestimenta.

La mayor parte de los moriscos hasta un porcentaje que ronda el 90% habita lugares de señorío y trabaja, frente al cristiano, unas tierras pertenecientes al señor, su condición servil y su economía es a causa por la detracción que ejerce sobre su explotación el señor.

Esta detracción alcanzaba en las tierras de regadío de algunos lugares.

El morisco era fundamental para el mantenimiento de las clases privilegiadas y no es pura casualidad que la población morisca se encuentre mayoritariamente en los señoríos de las más importantes casas nobiliarias aragonesas.

Los señores obligaban a los nuevos convertidos a pagar lo mismo que cuando eran mudéjares. Aparentemente nada había cambiado en la vida de la comunidad morisca. En realidad el bautismo, que no supuso ningún paso integrador entre las dos comunidades, se convirtió, por la pertinaz negativa del morisco a renegar de su vieja fe, en un elemento de inestabilidad social, persecución y ruina de la familia morisca. (No se querían convertir al cristianismo).

El morisco reaccionó refugiándose en su pasado y en su religión y buscó un salvador que lo encontró en los turcos. Algunos esperaron su llegada como la de un nuevo mesías e incluso conspiraron para facilitar la invasión aunque muchas de estas tramas no pasaron de ser puras fantasías.

El morisco era fundamentalmente campesino como lo era el cristiano. Y es difícil que fuera de otra manera en una sociedad rural. Pero también encontramos una gama de oficios semejante a la desempeñada por los cristianos. Asimismo es ganadero-pastor, mercader y trajinero.

Se ha hablado de la pobreza de los nuevos cristianos. Hoy sabemos que existía una diferenciación social dentro del campesinado y de la propia minoría. No son extraños los campesinos ricos, ganaderos pudientes y mercaderes adinerados e incluso los prestamistas a cristianos viejos. Esta minoría enriquecida constituía la clase dirigente de la comunidad.

Finalmente el 16 de septiembre de 1610 se daba por terminada la primera fase de la expulsión de estos. En torno a 60.818 moriscos habían salido por los Alfaques (38.286), Roncesvalles (9.962) y Somport (12.570) Las cifras reflejan sustancialmente el peso demográfico de la comunidad en Aragón, se ha supuesto que el resto de los moriscos tuvieron que hacerlo por el Pirineo aragonés.

Los de la hoya de Huesca, del valle del Ebro en torno a Zaragoza, del macizo del Moncayo, de los valles del Jalón y del Huerva salieron por el puerto de Somport. Por Roncesvalles pasaron principalmente gentes también del Jalón. Los de la ribera del Cinca, de la actual provincia de Teruel, los de la parte oriental de la de Zaragoza y los de algunas villas del Moncayo fueron llevados a Los Alfaques que se definió como la vía de salida más importante.

Finalmente, incluso el número total de desterrados por cada una de las salidas plantea problemas.

Ni las dificultades que presenta la realización del mapa ni el valor que se le otorgue pueden hacernos olvidar la importancia del hecho que es la mayoría cristiana.

La autoridad reprobaba esta fidelidad al Islam y la toleraba al mismo tiempo, esta política más o menos condescendiente empezó a cambiar a partir de la rebelión de las Alpujarras (1568-1570). A partir de este momento el morisco ya no sólo es un mal cristiano o incluso un mahometano disfrazado. Es, además, un enemigo del estado y como tal empieza a ser acusado de conspirar y de constituir la quinta columna de los enemigos de la monarquía.

En 1582 el Consejo de Estado, ya convencido de la imposibilidad de la asimilación, acordaba expulsar a los moriscos. El acuerdo fue pospuesto por distintos motivos: económicos, culturales, militares, etc... Hasta que finalmente el 4 de abril de 1609 se tomó la decisión con carácter irrevocable. Una vez decididos a deshacerse de la minoría fue sin duda, la mejor solución. Una minoría intransigente, fanática y muy radicalizada proponía medidas mucho más crueles.

El destierro comenzó por Valencia, donde la expulsión se llevó a cabo en el otoño de 1609. En Aragón, Zaragoza, el bando se hizo público el 29 de mayo de 1610.

El 30, el virrey enviaba a la corte un minucioso plan para sacar a los moriscos. La salida era organizada en 35 expediciones en cada una se fijaba el lugar de concentración de los pueblos vecinos, el trayecto, las poblaciones de paso forzoso y las de destino en las fronteras del reino. Todos saldrían por los Alfaques. El proyecto fue desechado por el retraso que imponía a la operación sacar a más de 60.000 personas por un sólo punto. De ahí que se pensara en la ruta del Somport y más tarde, por las dificultades que encerraba su paso, en Roncesvalles.

El primer embarco se hizo el 15 de Junio. El 16 de septiembre se daba por concluida la expulsión. En tres meses desaparecieron prácticamente los últimos musulmanes de Aragón que representaban entre un 15 y un 20% de la población. Tras sí dejaron sus lugares, sus casas y sus tierras. Había concluido el último acto de la Conquista.

Fuente: Atlas historia de Aragón :

Edad moderna, punto 76 y 77.

http://ifc.dpz.es/webs/atlash/indice_epocas.htm#moderna


Rebeca Tul Moreno




sábado, 28 de noviembre de 2009

Expulsion de los moriscos:1610



DESARROLLO

El 9 de abril de 1609 se tomó la decisión de expulsar a los moriscos. Pero el proceso podía suponer problemas debido a la importancia en factores de población de dichos habitantes. Se decidió empezar por Valencia, donde la población morisca era mayor y los preparativos fueron llevados en el más estricto secreto. Desde comienzos de septiembre, tercios llegados de Italia tomaron posiciones en el norte y sur del reino de Valencia y el 22 de ese mes el virrey ordenó la publicación del decreto. La aristocracia valenciana se reunió con representantes del gobierno para protestar por la expulsión, pues ésta supondría una disminución de sus ingresos, pero la oposición al decreto fue disminuida ante la oferta de quedarse con parte de la propiedad territorial de los moriscos. A la población morisca se le permitió llevarse todo aquello que pudiese, pero sus casas y terrenos pasarían a manos de sus señores, con pena de muerte en caso de quema o destrucción antes de la transferencia.
A partir del 30 de septiembre fueron llevados a los puertos, donde como ofensa última fueron obligados a pagar el pasaje. Los primeros moriscos fueron transportados al norte de África, donde en ocasiones fueron atacados por la población de los países receptores. Esto causó temores en la población morisca restante en Valencia, y el 20 de octubre se produjo una rebelión morisca contra la expulsión. Los rebeldes fueron reducidos en noviembre y se terminó con la expulsión de los últimos moriscos valencianos. A principios de 1610 se realizó la expulsión de los moriscos aragoneses y en septiembre la de los moriscos catalanes.
La expulsión de los moriscos de Castilla era una tarea más ardua, puesto que estaban mucho más dispersos tras haber sido repartidos en 1571 por el reino después de la rebelión de las Alpujarras. Debido a esto, a la población morisca se le dio una primera opción de salida voluntaria del país, donde podían llevarse sus posesiones más valiosas y todo aquello que pudieran vender. Así, en Castilla la expulsión duró tres años (de 1611 a 1614) e incluso algunos consiguieron evadir la expulsión y permanecieron en España.
La expulsión de los moriscos fue una medida decidida y ejecutada por Cas-tilla. Desde este punto de vista, alteró aún más el equilibrio de fuerzas en el interior de la península. Al expulsar a los moriscos de Aragón y Valencia, Madrid estaba atacando la inmunidad de esos reinos y ahondando el desequilibrio entre el centro y la periferia. De hecho, esto suponía un ataque contra la aristocracia no castellana. En su origen, la aristocracia de Aragón era militar, con pronunciados rasgos feudales y señoriales, y debía su existencia ini¬cial al control que ejercía sobre un importante población. Morisca. La expulsión de los moriscos supu¬so un golpe contra el poder y la riqueza de la aristocracia aragonesa. Lo mismo puede decirse en el caso de Valencia, donde la alta nobleza sufrió un imp. Descenso de sus ingresos procedentes de las propiedades seño¬riales a partir de 1609. Los fueros de los reinos del levante península. Los disfrutaban fundamentalmente las clases altas de las ciudades y del campo. Por tanto, atacar a la aristocracia terrateniente suponía atacar la inmunidad cons¬titucional de esas regiones. En el proceso, Castilla acabó con el poder que Aragón y Valencia pudieran poseer en el seno de la monarquía, pues fue allí donde las consecuencias economía. De la expulsión se dejaron sentir con ma¬yor fuerza. Esa es la razón por la que el gobierno de Castilla hizo oídos sordos a los argumentos economía. En contra de la expulsión.

Causas

La decisión de expulsar a los moriscos vino determinada por varias causas:
• La mayoría de la población morisca, tras más de un siglo de su conversión forzada al cristianismo, continuaba siendo un grupo social aparte, a pesar de que, excepto en Valencia, la mayoría de las comunidades habían perdido el uso de la lengua árabe en favor del castellano,1 y de que su conocimiento del dogma y los ritos del islam, religión que practicaban en secreto, era en general muy pobre.
• Tras la rebelión de las Alpujarras (1568-1571), protagonizada por moriscos granadinos, los menos aculturados, fue tomando cada vez mayor peso la opinión de que esta minoría religiosa constituía un verdadero problema de seguridad nacional. Esta opinión se veía reforzada por las numerosas incursiones de piratas berberiscos, que en ocasiones eran facilitadas o festejadas por la población morisca y que asolaban continuamente toda la costa levantina. Los moriscos empezaron a ser considerados una quinta columna, y unos potenciales aliados de turcos y franceses.
• El comienzo de una etapa de recesión en 1604 derivada de una disminución en la llegada de recursos de América. La reducción de los estándares de vida llevó a la población cristiana a mirar con resentimiento a la morisca.
• Una radicalización en el pensamiento de muchos gobernantes tras el fracaso por acabar con el protestantismo en los Países Bajos.
• El intento de acabar con el pensamiento crítico que hacía tiempo corría por Europa sobre la discutible cristiandad de España por la permanencia de algunas minorías religiosas. Con esta decisión se acababa con el proceso homogeneizados que había comenzado con la expulsión de los judíos y ratificaba la cristiandad de los reinos de España. Aunque esta no era la opinión popular, que sólo la veía con cierto resentimiento por competencia de recursos y trabajo.
La opinión pública acerca de los moriscos se encontraba muy dividida entre los que consideraban que se debía dar tiempo a su cristianización, los que consideraban que se debía seguir tolerando y los que proponían expulsarlos.
La población morisca consistía en unas 325.000 personas en un país de unos 8,5 millones de habitantes. Estaban concentrados en los reinos de Aragón, en el que constituían un 20% de la población, y de Valencia, donde representaban un 33% del total de habitantes. A esto hay que añadir que el crecimiento de la población morisca era bastante superior al de la cristiana. Las tierras ricas y los centros urbanos de esos reinos eran mayormente cristianos, mientras que los moriscos ocupaban la mayor parte de las tierras pobres y se concentraban en los suburbios de las ciudades.
Consecuencias
El Consejo de Castilla evaluó la expulsión en 1619 y concluyó que no había tenido efectos económicos para el país. Esto es cierto para el reino de Castilla, ya que algunos estudiosos del fenómeno no han encontrado consecuencias económicas en los sectores donde la población morisca era más importante. De hecho, el quebranto demográfico no podía compararse, ni de lejos, al medio millón de víctimas de la gran peste de 1598-1602, cinco veces más que el número de moriscos expulsados en dicho reino. Sin embargo, en el Reino de Valencia supuso un abandono de los campos y un vacío en ciertos sectores al no poder la población cristiana ocupar el gran espacio dejado por la numerosa población morisca. En efecto, se estima que en el momento de la expulsión un 33% de los habitantes del Reino de Valencia eran moriscos, y algunas comarcas del norte de Alicante perdieron a prácticamente toda su población, que tanto en esta como en otras zonas fue necesario reponer con incentivos a la repoblación desde otros puntos de España.
La expulsión de un 4% de la población puede parecer de poca importancia, pero hay que considerar que la población morisca era una parte importante de la masa trabajadora, pues no constituían nobles, hidalgos, soldados ni sacerdotes. Por tanto, esto supuso una merma en la recaudación de impuestos, y para las zonas más afectadas (Valencia y Aragón) tuvo unos efectos despobladores que duraron décadas y causaron un vacío importante en el artesanado, producción de telas, comercio y trabajadores del campo. Muchos campesinos cristianos además veían cómo las tierras dejadas por la población morisca pasaban a manos de la nobleza, la cual pretendía que el campesinado las explotase a cambio de unos alquileres y condiciones abusivas para recuperar sus “pérdidas” a corto plazo. Por otra parte, la expulsión nutrió la filas de los piratas berberiscos que asaltaron las costas mediterráneas españolas durante cerca de un siglo.
BEATRIZ CABEZAS CASABONA

jueves, 26 de noviembre de 2009

EXPULSION DE LOS MORISCOS:

EXPULSION DE LOS MORISCOS



Se produjo el día 9 de Abril de 1609. Eran descendientes de la población de religión musulmana convertida al cristianismo por la Pragmática de los Reyes Católicos del 14 de Febrero de 1502. Felipe III de España decretó la expulsión de los moriscos.

Sus motivos fueron:

• La actitud de cristianos poco convencidos, en un Estado defensor del catolicismo.
• Su posible alianza con los turcos que atacaban constantemente las costas de Levante.
• Su impopularidad entre la población.
• La necesidad del Estado de controlar sus riquezas y valores.

Sus consecuencias:

• El Consejo de Castilla estudió la expulsión (1619) y concluyó que no había tenido efectos económicos para el país. Sin embargo, en el Reino de Valencia supuso un abandono de los campos y un vacío en ciertos sectores económicos y la población cristiana pudo ocupar el gran espacio dejado por la numerosa población morisca. Hay que considerar que la población morisca era una parte importante de la masa trabajadora. Esto supuso una cantidad menor en la recaudación de los impuestos.

Los territorios mas afectados fueron:

• Valencia y Aragón, que tuvo unos efectos despobladores que duraron décadas y causaron un vacío importante en el artesanado, producción de telas, comercio y trabajadores del campo.


EN ARAGÓN:


La expulsión de los moriscos el año 1610 cambió todos los ámbitos de la realidad aragonesa, donde llegaron a representar más del quince por ciento de la población.
La expulsión de los moriscos, generó fricciones entre el Rey y el Reino de Aragón y una importante intervención para organizar los embarques y fletes para su traslado a otras zonas de África.
La expulsión de los moriscos fue un acontecimiento único y tuvo como tal un peso político específico no sólo dentro de la política interna, sino también en la delimitación de la estrategia global de la monarquía en aquellos años.

La monarquía puso en gran medida la expulsión de Aragón por delante de la defensa del Milanesado en su escala de prioridades; así, Enrique IV de Francia aprovechó la distracción de galeras y tercios para atacar Milán.
La monarquía desplegó un fuerte dispositivo militar para la expulsión, tal vez desmesurado. El inicio de la expulsión no haría sino demostrar que ni los moriscos eran tan peligrosos como se les pintaba, ni hacía falta tamaña organización militar para garantizar el proceso. El destierro tendría una evolución pacífica y sin contratiempos.

Trabajo realizado por: Natalia Erlac Ubalde.