lunes, 30 de noviembre de 2009









Expulsión de los moriscos en Aragón

La expulsión de los moriscos el año 1610 cambió todos los ámbitos de la realidad aragonesa, donde llegaron a representar más del quince por ciento de la población.

Las cifras, aunque pueden ser discutidas, reflejan sustancialmente el peso demográfico de la comunidad en Aragón. Más discutible es, sin duda, la distribución geográfica de la salida. Ya que, mientras las poblaciones que abandonaron Aragón por los Alfaques y Navarra han sido identificadas a partir de los informes remitidos a la corte por las autoridades encargadas de la expulsión, se ha supuesto que el resto que el resto de los lugares tuvieron que hacerlo por el Pirineo aragonés. La autoridad reprobaba esta fidelidad al Islam que combatía mediante la Inquisición y la toleraba al mismo tiempo, esperando la conversión. Intransigencia y tolerancia se alternaban en función de las más variopintas circunstancias. Esta política más o menos condescendiente empezó a cambiar a partir de la rebelión de las Alpujarras (1568-1570). A partir de este momento el morisco ya no sólo es un mal cristiano o incluso un mahometano disfrazado. Es, además, un enemigo del estado y como tal empieza a ser acusado de conspirar y de constituir la quinta columna de los enemigos de la monarquía. La revuelta se erige en hito fundamental en la consideración del morisco y en el desenlace de su drama.

En 1582 el Consejo de Estado, ya convencido de la imposibilidad de la asimilación, acordaba expulsar a los moriscos. El acuerdo fue pospuesto por distintos motivos, económicos, militares, etc., hasta que finalmente el 4 de abril de 1609 se tomó la decisión con carácter irrevocable. Una vez decididos a deshacerse de la minoría, ésta fue, sin duda, la mejor solución. Una minoría intransigente, fanática y muy radicalizada proponía medidas mucho más crueles.

El destierro comenzó por Valencia, donde la expulsión se llevó a cabo en el otoño de 1609. En Aragón, el bando se hizo público el 29 de mayo de 1610 en Zaragoza. El 30, el virrey enviaba a la corte un minucioso plan, reflejado en el mapa, para sacar a los moriscos. La salida era organizada en 35 expediciones, «tránsitos», en cada una se fijaba el lugar de concentración de los pueblos vecinos, el trayecto, las poblaciones de paso forzoso y las de destino en las fronteras del reino. Todos saldrían por los Alfaques. El proyecto fue desechado por el retraso que imponía a la operación sacar a más de 60.000 personas por un sólo punto. De ahí que se pensara en la ruta del Somport y más tarde, por las dificultades que encerraba su paso, en Roncesvalles.

El primer embarco se hizo el 15 de Junio. El 16 de septiembre se daba por concluida la expulsión. En tres meses desaparecieron prácticamente los últimos musulmanes de Aragón que representaban entre un 15 y un 20% de la población. Tras sí dejaron sus lugares, sus casas y sus tierras. Había concluido el último acto de la Conquista.

En mi opinión lo que se hizo en aquellos momento fue descomunal dado que son personas como nosotros aunque sean de distinto color o de distintas creencias.


Edel Lapuente 4ºA


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