jueves, 26 de noviembre de 2009

EXPULSION DE LOS MORISCOS:

EXPULSION DE LOS MORISCOS



Se produjo el día 9 de Abril de 1609. Eran descendientes de la población de religión musulmana convertida al cristianismo por la Pragmática de los Reyes Católicos del 14 de Febrero de 1502. Felipe III de España decretó la expulsión de los moriscos.

Sus motivos fueron:

• La actitud de cristianos poco convencidos, en un Estado defensor del catolicismo.
• Su posible alianza con los turcos que atacaban constantemente las costas de Levante.
• Su impopularidad entre la población.
• La necesidad del Estado de controlar sus riquezas y valores.

Sus consecuencias:

• El Consejo de Castilla estudió la expulsión (1619) y concluyó que no había tenido efectos económicos para el país. Sin embargo, en el Reino de Valencia supuso un abandono de los campos y un vacío en ciertos sectores económicos y la población cristiana pudo ocupar el gran espacio dejado por la numerosa población morisca. Hay que considerar que la población morisca era una parte importante de la masa trabajadora. Esto supuso una cantidad menor en la recaudación de los impuestos.

Los territorios mas afectados fueron:

• Valencia y Aragón, que tuvo unos efectos despobladores que duraron décadas y causaron un vacío importante en el artesanado, producción de telas, comercio y trabajadores del campo.


EN ARAGÓN:


La expulsión de los moriscos el año 1610 cambió todos los ámbitos de la realidad aragonesa, donde llegaron a representar más del quince por ciento de la población.
La expulsión de los moriscos, generó fricciones entre el Rey y el Reino de Aragón y una importante intervención para organizar los embarques y fletes para su traslado a otras zonas de África.
La expulsión de los moriscos fue un acontecimiento único y tuvo como tal un peso político específico no sólo dentro de la política interna, sino también en la delimitación de la estrategia global de la monarquía en aquellos años.

La monarquía puso en gran medida la expulsión de Aragón por delante de la defensa del Milanesado en su escala de prioridades; así, Enrique IV de Francia aprovechó la distracción de galeras y tercios para atacar Milán.
La monarquía desplegó un fuerte dispositivo militar para la expulsión, tal vez desmesurado. El inicio de la expulsión no haría sino demostrar que ni los moriscos eran tan peligrosos como se les pintaba, ni hacía falta tamaña organización militar para garantizar el proceso. El destierro tendría una evolución pacífica y sin contratiempos.

Trabajo realizado por: Natalia Erlac Ubalde.

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