lunes, 30 de noviembre de 2009

Expulsión de los moriscos (1610)


Expulsión de los moriscos

Es frecuente entre el gran público confundir los términos mudéjar y morisco. Pero entre los dos términos que se refieren al mismo grupo social existe una diferencia que por la dinámica de los hechos se convirtió en trascendental par la minoría: el bautismo. El morisco es el mudéjar bautizado.

El bautismo no fue una elección libre y personal. Fue una imposición. Los mudéjares ni fueron convertidos ni se convirtieron. Se vieron forzados a acudir a la pila bautismal obligados por la monarquía quien les puso en la disyuntiva de recibir el bautismo o abandonar España. La mayoría optó por quedarse en el territorio de sus mayores. El 12 de febrero de 1502 una ley obligaba a los mudéjares castellanos a elegir entre el destierro o el bautismo. En la Corona de Aragón la medida se retrasó hasta el 8 de diciembre de 1525.

La minoría morisca estaba asentada a lo largo de la ribera del Ebro y en los valles bajo y medio de sus afluentes. Una parte importante se concentraba en los ríos Queiles, Huecha, Jalón, Huerva, Aguas, Martín, Guadalope y Matarraña que dan sus aguas al Ebro por la derecha. Sólo excepcionalmente aparecen asentamientos en el curso alto de algunos de estos ríos. El morisco estaba diseminado desde el curso del Ebro a las estribaciones del Sistema Ibérico. Una región de agricultura bastante rica. La mayor parte de las villas moriscas estaban situadas en la actual provincia de Zaragoza y sólo algunas en el extremo norte de la de Teruel.

Lugares de población totalmente morisca aparecen junto a otros, habitados por cristianos mientras, en no pocas ocasiones, unos y otros, cristianos y moriscos, ocupan un mismo recinto.

Ubicados en las mejores y más pobladas tierras, el morisco pudo soportar una mayor presión señorial y disponer además de unos excedentes de los que no gozaban posiblemente los cristianos libres de los estériles secanos aragoneses. Al mismo tiempo la geografía impuso unas relaciones permanentes entre ambas comunidades que se tradujeron socialmente en la pérdida de su lengua y su vestimenta.

La mayor parte de los moriscos hasta un porcentaje que ronda el 90% habita lugares de señorío y trabaja, frente al cristiano, unas tierras pertenecientes al señor, su condición servil y su economía es a causa por la detracción que ejerce sobre su explotación el señor.

Esta detracción alcanzaba en las tierras de regadío de algunos lugares.

El morisco era fundamental para el mantenimiento de las clases privilegiadas y no es pura casualidad que la población morisca se encuentre mayoritariamente en los señoríos de las más importantes casas nobiliarias aragonesas.

Los señores obligaban a los nuevos convertidos a pagar lo mismo que cuando eran mudéjares. Aparentemente nada había cambiado en la vida de la comunidad morisca. En realidad el bautismo, que no supuso ningún paso integrador entre las dos comunidades, se convirtió, por la pertinaz negativa del morisco a renegar de su vieja fe, en un elemento de inestabilidad social, persecución y ruina de la familia morisca. (No se querían convertir al cristianismo).

El morisco reaccionó refugiándose en su pasado y en su religión y buscó un salvador que lo encontró en los turcos. Algunos esperaron su llegada como la de un nuevo mesías e incluso conspiraron para facilitar la invasión aunque muchas de estas tramas no pasaron de ser puras fantasías.

El morisco era fundamentalmente campesino como lo era el cristiano. Y es difícil que fuera de otra manera en una sociedad rural. Pero también encontramos una gama de oficios semejante a la desempeñada por los cristianos. Asimismo es ganadero-pastor, mercader y trajinero.

Se ha hablado de la pobreza de los nuevos cristianos. Hoy sabemos que existía una diferenciación social dentro del campesinado y de la propia minoría. No son extraños los campesinos ricos, ganaderos pudientes y mercaderes adinerados e incluso los prestamistas a cristianos viejos. Esta minoría enriquecida constituía la clase dirigente de la comunidad.

Finalmente el 16 de septiembre de 1610 se daba por terminada la primera fase de la expulsión de estos. En torno a 60.818 moriscos habían salido por los Alfaques (38.286), Roncesvalles (9.962) y Somport (12.570) Las cifras reflejan sustancialmente el peso demográfico de la comunidad en Aragón, se ha supuesto que el resto de los moriscos tuvieron que hacerlo por el Pirineo aragonés.

Los de la hoya de Huesca, del valle del Ebro en torno a Zaragoza, del macizo del Moncayo, de los valles del Jalón y del Huerva salieron por el puerto de Somport. Por Roncesvalles pasaron principalmente gentes también del Jalón. Los de la ribera del Cinca, de la actual provincia de Teruel, los de la parte oriental de la de Zaragoza y los de algunas villas del Moncayo fueron llevados a Los Alfaques que se definió como la vía de salida más importante.

Finalmente, incluso el número total de desterrados por cada una de las salidas plantea problemas.

Ni las dificultades que presenta la realización del mapa ni el valor que se le otorgue pueden hacernos olvidar la importancia del hecho que es la mayoría cristiana.

La autoridad reprobaba esta fidelidad al Islam y la toleraba al mismo tiempo, esta política más o menos condescendiente empezó a cambiar a partir de la rebelión de las Alpujarras (1568-1570). A partir de este momento el morisco ya no sólo es un mal cristiano o incluso un mahometano disfrazado. Es, además, un enemigo del estado y como tal empieza a ser acusado de conspirar y de constituir la quinta columna de los enemigos de la monarquía.

En 1582 el Consejo de Estado, ya convencido de la imposibilidad de la asimilación, acordaba expulsar a los moriscos. El acuerdo fue pospuesto por distintos motivos: económicos, culturales, militares, etc... Hasta que finalmente el 4 de abril de 1609 se tomó la decisión con carácter irrevocable. Una vez decididos a deshacerse de la minoría fue sin duda, la mejor solución. Una minoría intransigente, fanática y muy radicalizada proponía medidas mucho más crueles.

El destierro comenzó por Valencia, donde la expulsión se llevó a cabo en el otoño de 1609. En Aragón, Zaragoza, el bando se hizo público el 29 de mayo de 1610.

El 30, el virrey enviaba a la corte un minucioso plan para sacar a los moriscos. La salida era organizada en 35 expediciones en cada una se fijaba el lugar de concentración de los pueblos vecinos, el trayecto, las poblaciones de paso forzoso y las de destino en las fronteras del reino. Todos saldrían por los Alfaques. El proyecto fue desechado por el retraso que imponía a la operación sacar a más de 60.000 personas por un sólo punto. De ahí que se pensara en la ruta del Somport y más tarde, por las dificultades que encerraba su paso, en Roncesvalles.

El primer embarco se hizo el 15 de Junio. El 16 de septiembre se daba por concluida la expulsión. En tres meses desaparecieron prácticamente los últimos musulmanes de Aragón que representaban entre un 15 y un 20% de la población. Tras sí dejaron sus lugares, sus casas y sus tierras. Había concluido el último acto de la Conquista.

Fuente: Atlas historia de Aragón :

Edad moderna, punto 76 y 77.

http://ifc.dpz.es/webs/atlash/indice_epocas.htm#moderna


Rebeca Tul Moreno




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