lunes, 7 de diciembre de 2009

Expulsion de los moricos "Óscar Blasco Pueyo"

El 16 de septiembre de 1610 se daba por terminada la primera fase de la expulsión. En torno a 60.818 moriscos habían salido por los Alfaques (38.286), Roncesvalles (9.962) y Somport (12.570). Cualquiera que sea la opinión sobre el método seguido, este permite establecer el trayecto seguido por los moriscos camino de su destierro. Los de la hoya de Huesca, del valle del Ebro en torno a Zaragoza, del macizo del Moncayo, de los valles del Jalón y de la Huerva salieron por el puerto de Somport. Por Roncesvalles pasaron principalmente gentes también del Jalón. Los de la ribera del Cinca, de la actual provincia de Teruel, los de la parte oriental de la de Zaragoza y los de algunas villas del Moncayo fueron llevados a Los Alfaques que se definió como la vía de salida más importante. Además existen diferencias, en ocasiones notables, entre el número de fuegos recogidos por el censo de Aytona y el asignado al mismo lugar en el momento del embarque o del paso de los Pirineos. Esta diferencia se explica bien porque se asigna a una localidad fuegos de otra o de otras o bien porque sólo ha salido por esa ruta parte de la población. Finalmente, incluso el número total de desterrados por cada una de las salidas plantea problemas. La autoridad reprobaba esta fidelidad al Islam que combatía mediante la Inquisición y la toleraba al mismo tiempo, esperando la conversión. Intransigencia y tolerancia se alternaban en función de las más variopintas circunstancias. En 1582 el Consejo de Estado, ya convencido de la imposibilidad de la asimilación, acordaba expulsar a los moriscos. El acuerdo fue pospuesto por distintos motivos, económicos, militares, etc., hasta que finalmente el 4 de abril de 1609 se tomó la decisión con carácter irrevocable. El destierro comenzó por Valencia, donde la expulsión se llevó a cabo en el otoño de 1609. En Aragón, el bando se hizo público el 29 de mayo de 1610 en Zaragoza. El 30, el virrey enviaba a la corte un minucioso plan, reflejado en el mapa, para sacar a los moriscos. La salida era organizada en 35 expediciones, «tránsitos», en cada una se fijaba el lugar de concentración de los pueblos vecinos, el trayecto, las poblaciones de paso forzoso y las de destino en las fronteras del reino. Todos saldrían por los Alfaques. El proyecto fue desechado por el retraso que imponía a la operación sacar a más de 60.000 personas por un sólo punto. De ahí que se pensara en la ruta del Somport y más tarde, por las dificultades que encerraba su paso, en Roncesvalles.
El primer embarco se hizo el 15 de Junio. El 16 de septiembre se daba por concluida la expulsión. En tres meses desaparecieron prácticamente los últimos musulmanes de Aragón que representaban entre un 15 y un 20% de la población. Tras sí dejaron sus lugares, sus casas y sus tierras.

EXPULSION MORISCA EN MEDIANA
El censo de 1495 era casi totalmente de nombres moros. También es curiosa la noticia de la visita de Juan Bautista Labaña para levantar el primer mapa de Aragón precisamente el último día de su amplio recorrido, en cuyo texto se indica que Mediana está despoblado por haberse expulsado a los 300 moriscos que tenía. Un importante censo si consideramos que era el año 1610 cuando da la cifra el cosmógrafo portugués.
Los moriscos fueron los españoles musulmanes bautizados tras una pragmática de los Reyes Católicos de 1502. Lo cierto es que al capitular Boabdil en Granada, Fernando e Isabel garantizaban que los moros podrían mantener su religión y sus propiedades. Pero la laboriosidad, la sobriedad y el ningún lujo que tenían en sus casas o sus vestidos, hizo que los moriscos a lo largo de todo el siglo fueran mejorando su condición económica, mucho más que los cristianos viejos. Además se multiplicaban con rapidez porque no estaba admitido el celibato, y se ahorraban vidas ya que estaban exentos de los servicios de armas que sobre todo se hacían en el Nuevo Mundo. Tanto creció la población que se suspendieron los censos para no revelar a los moriscos la fuerza que tenían.
Así en varias ocasiones se pensó en decretar la expulsión pero se pospuso debido a las presiones de la nobleza, sobretodo aragonesa y valenciana, ya que los moriscos pertenecían a los señores en régimen de semiesclavitud. Ya se ha visto que Mediana perteneció al Condado de Fuentes. Pero la situación llegó al límite y Felipe III decretó la expulsión el 4 de abril de 1609, recluido en Alcázar de Segovia. Un decreto que era casi calcado del que hicieron los Reyes Católicos en 1492 para expulsar a los judíos. Desde una perspectiva moral la expulsión fue un acto de intransigencia religiosa y política que hizo perder a Aragón 60.000 personas que atendían huertas y propiedades, con un fuerte golpe a la economía. Los Señores Feudales se conformaron con recuperar tierras que habían ido perdiendo.
En Aragón el bando de expulsión se hizo público el 29 de mayo de 1610, y en tres meses desaparecieron los últimos musulmane4s. Los de Mediana debieron salir por el puerto de Somport, aunque la mayoría lo hizo por mar por el puerto de Los Alfaques. En realidad fue el último acto del drama de la Reconquista. Ocho siglos, del ocho al dieciséis. Para Mediana se consumó un hito importantísimo en la historia de la villa, del que quedan recuerdos en algunos sistemas de riegos en el campo y su curioso trazado urbano en la población. Cuatrocientos años después las cosas han cambiado y esán cambiando muy rápidamente. Mucho se ha ganado en convivencia, pero lamentablemente queda mucha intransigencia.
De la ocupación morisca de Mediana quedan sus signos de identidad en el propio trazado urbano y edificaciones tradicionales. En Mediana no se encuentran destellos importantes de edificios representativos de épocas pasadas, si bien llama poderosamente la atención el trazado de sus calles, llamadas barrios y sin cincuenta metros rectos, todo curvo y sinuoso. Lo mismo puede decirse del aspecto de la casa tradicional, de reminiscencias árabes, cuando se encuentra fachadas humildes, encaladas, que pasan desapercibidas, así como los patios interiores, entre jardín, huerto, y casi luna aragonesa en ocasiones. Y lo mismo en cuanto a la agregación familiar de forma vecinal, en plantas bajas, con el patio interior en común.



CENSO DE 1495
En el Archivo de la Diputación Provincial de Zaragoza se encuentra, entre otros muchísimos documentos de sumo interés para la provincia y la historia de Aragón, el Censo que en 1495 ordenó formar el Rey Fernando el Católico. Un manuscrito de 31 cm. Encuadernado en holandesa que consta de 756 folios.
En la Cortes de Aragón celebradas en la Iglesia de la Magdalena de Tarazona, que comenzaron el 20 de agosto con la presencia del Rey Fernando, se acordaron una serie de impuestos que debían pagarse por los habitantes del Reino. Para poder recoger estas “sisas”, así se llamaban, se mandó hacer un recuento de todos los fuegos población por población, entendiendo por fuegos las familias bajo un mismo techo. Este Censo, primero de Aragón, nos ofrece los nombres de los vecinos de Mediana, 106 fuegos, en algunos casos con detalle de su oficio o profesión. Como puede verse la población es casi totalmente morisca y como tal los nombres de sus habitantes. Lamentablemente los descendientes moriscos de esta primera lista de medianeros fueron expulsados en 1609 por Felipe III por un famoso Decreto firmado en el Alcázar de Segovia.
A los efectos de comparación, puede ser interesante saber que en aquel momento, hace poco más de quinientos años, había varias poblaciones del entorno con fuerte presencia de moriscos, o la totalidad. Así cuando Mediana tenía 106 fuegos, Rodén tenía 47, Azaila 12, La Zaida 29, Codo 28, Vinaceite 32. Curiosamente Fuentes tenía menos del doble de Mediana, esto es 197 fuegos, y Belchite era mayor con 245 fuegos. No había ningún morisco en Valmadrid con 29 fuegos, Torrecilla 12, El Burgo 13 o Quinto con 77 fuegos.

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