martes, 8 de diciembre de 2009

EXPULSION DE LOS MORISCOS




Los moriscos son los mudéjares bautizados.
El bautismo no fue una elección libre y personal. Fue una imposición. Los mudéjares ni fueron convertidos ni se convirtieron. Se vieron forzados a acudir a la pila bautismal obligados por la monarquía quien les puso en la disyuntiva de recibir el bautismo o abandonar España. La mayoría optó por quedarse en el territorio de sus mayores. El 12 de febrero de 1502 un documento, obligaba a los mudéjares castellanos a elegir entre el destierro o el bautismo. En la Corona de Aragón la medida se retrasó hasta el 8 de diciembre de 1525. Sólo a partir de estas dos fechas -1502 y 1525- puede hablarse de moriscos y ya no de mudéjares.
La mayoría de los moriscos estaban instalados en la Ribera del Ebro y en los valles bajos y medio de los afluentes. Una parte importante se concentraba en los ríos Queiles, Huecha, Jalón, Huerva, Aguas, Martín, Guadalope y Matarraña que dan sus aguas al Ebro por la derecha
La mayor parte de las villas moriscas estaban situadas en la actual provincia de Zaragoza y sólo algunas en el extremo norte de la de Teruel.
Al norte del Ebro, sólo encontramos pequeños núcleos sin importancia, situados al oeste y sur de Huesca y también al este, hacia los ríos Vero y Cinca. Al norte, únicamente Naval, en el Pre pirineo.
Más al sur sólo existían algunos islotes, al oeste de Calatayud, en el valle del Jiloca hacia Albarracín.
La mayor parte de los moriscos hasta un porcentaje que ronda el 90% habita lugares de señorío y trabaja, frente al cristiano, unas tierras pertenecientes al señor.
En consecuencia su «status» se halla recortado por su condición servil y su economía por la detracción que ejerce sobre su explotación el señor.
El morisco era fundamental para el mantenimiento de las clases privilegiadas y no es pura casualidad que la población morisca se encuentre mayoritariamente en los señoríos de las más importantes casas nobiliarias aragonesas.
El morisco era casi siembre campesino como lo era el cristiano, también habían ganaderos, pastores, mercaderes y trajineros.


El 16 de septiembre de 1610 se da por terminada la primera fase de la expulsión. En torno a 60.818 moriscos habían salido por los Alfaques (38.286), Roncesvalles (9.962) y Somport (12.570).
La mayoría de los moriscos de Aragón salieron por Los Alfaques, aunque los de la hoya de Huesca, del valle del Ebro en torno a Zaragoza, del macizo del Moncayo, de los valles del Jalón y de la Huerva salieron por el puerto de Somport. Por Roncesvalles pasaron principalmente gentes también del Jalón. Los de la ribera del Cinca, de la actual provincia de Teruel, los de la parte oriental de la de Zaragoza y los de algunas villas del Moncayo fueron llevados a Los Alfaques.
A partir de este momento el morisco ya no sólo era un mal cristiano. Es, además, un enemigo del estado y empieza a ser acusado de conspirar y de constituir la quinta columna de los enemigos de la monarquía. La revuelta se erige en hito fundamental en la consideración del morisco y en el desenlace de su drama.
La autoridad reprobaba esta fidelidad al Islam que combatía mediante la Inquisición y la toleraba al mismo tiempo, esperando la conversión. Esta política más o menos condescendiente empezó a cambiar a partir de la rebelión de las Alpujarras.
En 1582 el Consejo de Estado, ya convencido de la imposibilidad de la asimilación, acordaba expulsar a los moriscos. El acuerdo fue pospuesto por distintos motivos, económicos, militares, etc., hasta que finalmente el 4 de abril de 1609 se tomó la decisión con carácter irrevocable. Una vez decididos a deshacerse de la minoría, ésta fue, sin duda, la mejor solución. Una minoría que proponía medidas mucho más crueles.
El destierro comenzó por Valencia, donde la expulsión se llevó a cabo en el otoño de 1609. En Aragón, el bando se hizo público el 29 de mayo de 1610 en Zaragoza. El 30, el virrey enviaba a la corte un minucioso plan, reflejado en el mapa, para sacar a los moriscos. La salida era organizada en 35 expediciones, en cada una se fijaba el lugar de concentración de los pueblos vecinos, el trayecto, las poblaciones de paso forzoso y las de destino en las fronteras del reino. Todos saldrían por los Alfaques. El proyecto fue desechado por el retraso que imponía a la operación sacar a más de 60.000 personas por un sólo punto. De ahí que se pensara en la ruta del Somport y más tarde, por las dificultades que encerraba su paso, en Roncesvalles.
El primer embarco se hizo el 15 de Junio. El 16 de septiembre se daba por concluida la expulsión. En tres meses desaparecieron prácticamente los últimos musulmanes de Aragón que representaban entre un 15 y un 20% de la población. Tras sí dejaron sus lugares, sus casas y sus tierras. Había concluido el último acto de la Conquista.



Raquel Usón Usón

No hay comentarios:

Publicar un comentario