martes, 15 de diciembre de 2009

Expulsión de los Moriscos

EXPULSION DE LOS MORISCOS


El 9 de abril de 1609, Felipe III de España decretó la expulsión de los moriscos, descendientes de la población de religión musulmana convertida al cristianismo.

CAUSAS Y ANTECEDENTES

La decisión de expulsar a los moriscos vino determinada por varias causas:

-La mayoría de la población morisca, continuaba siendo un grupo social aparte, a pesar de que, a mayoría de las comunidades habían perdido el uso de la lengua árabe en favor del castellano,[1] y de que su conocimiento del dogma y los ritos del Islam, religión que practicaban en secreto, era en general muy pobre.

-Tras la rebelión de las Alpujarras (1568-1571), fue tomando cada vez mayor peso la opinión de que esta minoría religiosa constituía un verdadero problema de seguridad nacional.

-El comienzo de una etapa de recesión en 1604 derivada de una disminución en la llegada de recursos de América.

-Una radicalización en el pensamiento de muchos gobernantes tras el fracaso por acabar con el protestantismo en los Países Bajos.

-El intento de acabar con el pensamiento crítico que hacía tiempo corría por Europa sobre la discutible cristiandad de España por la permanencia de algunas minorías religiosas.

La opinión pública acerca de los moriscos se encontraba muy dividida entre los que consideraban que se debía dar tiempo a su cristianización, los que consideraban que se debía seguir tolerando y los que proponían expulsarlos.


DESARROLLO DE LA EXPULSIÓN

El 9 de abril de 1609 se tomó la decisión de expulsar a los moriscos. Pero el proceso podía suponer problemas debido a la importancia en factores de población de dichos habitantes.

Se decidió empezar por Valencia, donde la población morisca era mayor y los preparativos fueron llevados en el más estricto secreto. A partir del 30 de septiembre fueron llevados a los puertos, donde como ofensa última fueron obligados a pagar el pasaje.

El 20 de octubre se produjo una rebelión morisca contra la expulsión. Los rebeldes fueron reducidos en noviembre y se terminó con la expulsión de los últimos moriscos valencianos. A principios de 1610 se realizó la expulsión de los moriscos aragoneses y en septiembre la de los moriscos catalanes.

CONSECUENCIAS

En el Reino de Valencia supuso un abandono de los campos y un vacío en ciertos sectores al no poder la población cristiana ocupar el gran espacio dejado por la numerosa población morisca. En efecto, se estima que en el momento de la expulsión un 33% de los habitantes del Reino de Valencia eran moriscos, y algunas comarcas del norte de Alicante perdieron a prácticamente toda su población.

La expulsión de un 4% de la población puede parecer de poca importancia, pero hay que considerar que la población morisca era una parte importante de la masa trabajadora, pues no constituían nobles, hidalgos, soldados ni sacerdotes. Por tanto, esto supuso una merma en la recaudación de impuestos, y para las zonas más afectadas (Valencia y Aragón) tuvo unos efectos despobladores que duraron décadas y causaron un vacío importante en el artesanado, producción de telas, comercio y trabajadores del campo.

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